Arduo fue el trabajo que realizó la señora Graciela Roubineau los días previos y más aún la primera noche de carnaval. Supuestamente debía existir un trabajo mancomunado por parte del Concejo Organizador, pero esto no fue tal, la señora trabajo en soledad y se ocupó de todos los detalles como la seguridad, el paso a horario de las agrupaciones e intentó cubrir cada bache y necesidad de la noche.
Los carnavales saladeños están aparentemente organizados este 2009 por un Concejo Organizador conformado por concejales, miembros del departamento ejecutivo municipal, un delegado por cada agrupación participante y la Coordinadora General de Corsos Graciela Roubineau. Según comentaron a este diario digital el Presidente del Concejo Organizador, el concejal Hervín Olivera, participó de dicho cuerpo solo un par de reuniones para luego abandonar el barco y dedicarse de lleno a la campaña de Rubén Pruyas, dejando de lado una responsabilidad asumida.
Los delegados de cada agrupación estuvieron la primera noche con sus respectivas comparsas, los concejales brillaron por su ausencia y los representantes del poder ejecutivo trabajaron en los lugares asignados, por lo que la Coordinadora General de Corsos se puso el carnaval en la espalda e intentó hacerle frente a la complicada primera noche de corsos. Intentó sentarse y disfrutar del espectáculo que cada comparsa ofreció, pero no faltaba el que le traía un problema y ahí iba “chela” a tratar de solucionarlo.
En un momento de la noche hasta tuvo que hacer las veces de policía porque el público copaba el corsodromo, no dejando ver el show a la gente que pagó su silla.
“Señora se viene la lluvia”, le dijeron en un determinado momento de la madrugada del domingo y otra vez a correr, a hablar con el comisario de corsos para que las agrupaciones aceleren el paso.
Las misma situaciones ocurrieron una y otra vez, pero Graciela Roubineau trabajo sin emitir una sola queja, le puso el corazón de carnavalera a la noche y porque no a la mañana porque se quedó hasta cumplir con todas sus obligaciones, hasta las 8,30 del domingo.
Las tareas para los fines semanas siguientes deberán compartirse. Se deberá seguramente poner más énfasis en el control de la calzada, porque no existió un operativo de seguridad que contenga a la multitud. Las publicidades oficiales del evento deberán pasarse en el momento indicado y no cuando las agrupaciones estén haciendo su show ya que molesta no solo a la comparsa sino también al público presente. No existieron tampoco personas encargadas de mantener el predio limpio y sacar los tubos de nieves vacíos y otros residuos de la avenida.
Los delegados de cada agrupación estuvieron la primera noche con sus respectivas comparsas, los concejales brillaron por su ausencia y los representantes del poder ejecutivo trabajaron en los lugares asignados, por lo que la Coordinadora General de Corsos se puso el carnaval en la espalda e intentó hacerle frente a la complicada primera noche de corsos. Intentó sentarse y disfrutar del espectáculo que cada comparsa ofreció, pero no faltaba el que le traía un problema y ahí iba “chela” a tratar de solucionarlo.
En un momento de la noche hasta tuvo que hacer las veces de policía porque el público copaba el corsodromo, no dejando ver el show a la gente que pagó su silla.
“Señora se viene la lluvia”, le dijeron en un determinado momento de la madrugada del domingo y otra vez a correr, a hablar con el comisario de corsos para que las agrupaciones aceleren el paso.
Las misma situaciones ocurrieron una y otra vez, pero Graciela Roubineau trabajo sin emitir una sola queja, le puso el corazón de carnavalera a la noche y porque no a la mañana porque se quedó hasta cumplir con todas sus obligaciones, hasta las 8,30 del domingo.
Las tareas para los fines semanas siguientes deberán compartirse. Se deberá seguramente poner más énfasis en el control de la calzada, porque no existió un operativo de seguridad que contenga a la multitud. Las publicidades oficiales del evento deberán pasarse en el momento indicado y no cuando las agrupaciones estén haciendo su show ya que molesta no solo a la comparsa sino también al público presente. No existieron tampoco personas encargadas de mantener el predio limpio y sacar los tubos de nieves vacíos y otros residuos de la avenida.