A las 10 en punto comenzó la ceremonia y, antes de la bendición de ramos el obispo presidió una breve homilía. "Conmemoramos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, que evoca el momento en el cual es reconocido y proclamado como Mesías", remarcó.
A diferencia de otros años, tanto el templo como los caminos lindantes a Catedral estaban deshabitados. En este sentido, el arzobispo manifestó que "aun cuando no podamos manifestarnos como pueblo peregrino caminando juntos por las calles de nuestra ciudad, lo hacemos con todo nuestro amor desde los hogares. Con Jesús, iluminados por su obediencia amorosa a Dios su Padre, tenemos la profunda certeza de que también nosotros superaremos la adversidad que hoy amenaza nuestra vida".
"El nos fortalece y nos sostiene para que transitemos confiados y solidarios las consecuencias tanto de la cuarentena, como los males que la causan", expresó monseñor Stanovnik.
Misa
Tras un momento de oración, cánticos religiosos y lectura de la biblia, la celebración continuó con la homilía central de la misa. En este momento, el arzobispo compartió una noticia que le sorprendió en los últimos días. "Me impresionó el testimonio de una persona infectada que pudo superar el mal. Recuerdo que, entre otras cosas, decía que los profesionales de la salud opinaban que el mejor modo de superar los efectos mortales del virus era matarlo en el propio cuerpo. Así se salva el que ha sido infectado y se salvan los demás, porque ya no hay posibilidades de contagio. El mal fue derrotado", detalló.
Sobre dicha experiencia realizó una analogía diciendo: "Así como aquella persona infectada superó el mal matándolo en su propio cuerpo, así Jesús no tuvo miedo de hacerse pecado. De ese modo, cargando sobre sí la pandemia del pecado, destruyó en sí mismo la causa que la produjo y, además, le puso el límite definitivo al hacedor del mal". Además, remarcó que el poder de vencer al pecado, vino de "la amorosa obediencia a Dios su padre".
En un último tramo de su mensaje convocó a transitar la cuarentena como un tiempo especial. "Ya no hay ningún lugar en el mundo donde asegurarnos para que nada ni nadie nos moleste; de muy poco sirven los cercos, los muros, las alarmas y otras defensas que podamos inventar.
La fragilidad humana en la que nos puso la pandemia nos tiene que llevar a descubrir dónde está la verdadera fortaleza del ser humano y, por ende, de la familia humana. Para los cristianos, la fuente de vida para reconstruirnos es el Dios de la Vida que nos habló por medio de Jesús", manifestó el obispo.
En esa misma línea, solicitó que "supliquemos a Dios que cese la amenaza de la pandemia y cuide a sus hijos y a sus hijas enfermos y ancianos, y a todos los que están expuestos en el servicio de curar y protegernos a todos. Y seamos bien responsables en cumplir y hacer cumplir las medidas sociales y de higiene para cuidarnos y cuidar a los otros. Hoy, con el ramo bendecido en nuestras manos, queremos expresar, de un modo extraordinario el amor a Dios y al prójimo, en la fiel observancia de las normas que nos aseguran la superación del contagio que amenaza a toda la humanidad".
Antes de dar por finalizada la misa, monseñor Andrés Stanovnik se dirigió a los que lo seguían a través de los diferentes medios, y les recordó: "Los ramos están tan bendecidos como si nos hubiésemos reunidos. Demos gracias a Dios porque pudimos celebrar este inicio de Semana Santa".
Fuente: Diario El Litoral