Benedicto XVI centró hoy su mensaje en la necesidad de respetar a la persona como columna fundamental contra la violencia en el mundo. Y llamó a las naciones a respetar siempre "el derecho internacional humanitario".
El papa Benedicto XVI centró hoy su mensaje por el año que se inicia en la necesidad de respetar a la persona como columna fundamental de la paz en el mundo, la cual está amenazada por "la injusticia y la violencia que siguen persistiendo en diversas regiones de la tierra". El papa Benedicto XVI al presidir la primera misa de 2007 en la basílica de San Pedro en el marco de la Jornada Mundial de la Paz, consagró ese oficio religioso a la Virgen María y a la paz en el mundo. El pontífice concelebró la misa con los cardenales Tarcisio Bertone, secretario de Estado vaticano, Renato Martino, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, el arzobispo Leonardo Sandri, Sustituto de la Secretería de Estado, y Dominique Mamberti, secretario de Relaciones con los Estados. Benedicto XVI afirmó en su mensaje, de acuerdo a lo señalado por la agencia Ansa, que los cristianos "están llamados a ser incansables operadores de paz y firmes defensores de la dignidad de la persona humana y sus derechos inalienables". "Justamente por ser creado a imagen y semejanza de Dios cada individuo humano, sin distinción de raza, cultura y religión, está revestido de la misma dignidad de persona", afirmó. Por eso, sostuvo que "debe ser respetado y ninguna razón puede justificar jamás que se disponga de la persona a gusto, como si fuera un objeto". Benedicto XVI se refirió también a las amenazas a la paz, "siempre presentes, frente a las situaciones de injusticia y de violencia que siguen persistiendo en diversas regiones de la tierra, frente al permanecer de conflictos armados". Indicó que esos conflictos "a menudo son olvidados por la vasta opinión pública" y alertó sobre "el peligro del terrorismo que perturba la serenidad de los pueblos". Por ello, consideró que "se hace cada vez más necesario operar juntos por la paz". Durante su mensaje, el Papa llamó a la comunidad internacional a "conjugar sus esfuerzos para que en nombre de Dios se construya un mundo en que los derechos esenciales del hombre sean respetados". Condenó también la eutanasia, los experimentos con embriones y el aborto. Posteriormente, llamó a las naciones a respetar siempre "el derecho internacional humanitario", lamentando que no haya tenido una "implementación coherente" en las últimas guerras. También hizo mención a la crisis nuclear, expresando "gran inquietud" frente a la voluntad de algunos Estados de equiparse con armas nucleares. En tanto, que al pronunciar el Angelus ante una plaza de San Pedro colmada, Benedicto XVI dirigió "los más cordiales augurios de paz y de bien" a todos los presentes y a quienes seguían sus palabras "por radio y televisión". El Papa invocó la "luz de Cristo, sol aparecido en el horizonte de la humanidad", para que en el camino "de todo 2007 ilumine el sendero" de los fieles.