Carlos Mauricio Espínola es el único deportista argentino que ganó medallas en tres Juegos Olímpicos consecutivos, dos de plata y una de bronce, pero no se conforma y asegura que vino a Beijing 2008 a conseguir la que le falta, la de oro.
El próximo viernes, a las dos de la mañana de Argentina, Espínola, junto a Santiago Lange comenzará a recorrer su quinto Juego Olímpico, en la Clase Tornado, con la que obtuvo el bronce en Atenas 2004.
“La verdad es que sueño con la medalla de oro, eso ya lo dije y es lo que siento, pero tengo claro que si conseguimos cualquiera de las otras medallas estará muy bien”, le dijo Espinóla a Télam.
Espínola, de 36 años, obtuvo su primera medalla de plata en yachting los Juegos de Atlanta 1996 y luego repitió en Sydney 2000, ambas en clase Mistral.
En los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, está vez en la clase Tornado, junto a Lange, obtuvo la presea de bronce, convirtiéndose en el único atleta argentino en subirse a un podio olímpico en tres oportunidades.
Gracias a eso fue abanderado en los últimos dos Juegos y fue el primero en llevar la antorcha olímpica cuando pasó por las calles de Buenos Aires.
A los 11 años, en su Corrientes natal, Espínola comenzó con la práctica del windsurf en el club La Totora.
Su primera medalla para Argentina la consiguió en los inolvidables Juegos Panamericanos de La Habana, Cuba, donde obtuvo la presea de plata.
A partir de ahí comenzó su historia grande representando al país, siendo un ejemplo tanto por lo deportivo como fuera de la competencia, donde es respetado por sus rivales y admirado por otros deportistas argentinos.
“Mi carrera no fue sencilla, porque para estar en la alta competencia hay que dejar muchas cosas de lado, pero no me arrepiento de nada, debido a que hice lo que me gusta siempre”, explicó “Camau”.
El correntino se preparó, junto a Lange, de manera muy especial para este Juego Olímpico, sabiendo que será el último de carrera, por lo cual, en Beijing tendrá la última chance de sumar una medalla de oro, aunque de no conseguirla no opacará su carrera.
“Y uno se prepara durante casi cuatro años para un momento, para una regata. El sacrificio es muy grande pero cuando se cumplen los sueños la felicidad es enorme”, puntualizó.
Lejos parecen haber quedado los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, donde Espínola debutó ubicándose detrás del lote de los 20 primeros, para llegar a este presente lleno de gloria.
“No es fácil ganar tres medallas olímpicas en tres Juegos Olímpicos distintos. Lamentablemente el apoyo llega cuando se está cerca de la competencia y siempre tenemos problemas”, explicó.
Se acerca la hora de la verdad, en la que Espínola puede llegar a sumar más gloria, aunque la que ya consiguió nadie se la sacará y una medalla más servirá para acrecentar con el tiempo su figura, porque es probable que con los años muchos lo recuerden como uno de los mejores deportistas argentinos de todos los tiempos.
“La verdad es que sueño con la medalla de oro, eso ya lo dije y es lo que siento, pero tengo claro que si conseguimos cualquiera de las otras medallas estará muy bien”, le dijo Espinóla a Télam.
Espínola, de 36 años, obtuvo su primera medalla de plata en yachting los Juegos de Atlanta 1996 y luego repitió en Sydney 2000, ambas en clase Mistral.
En los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, está vez en la clase Tornado, junto a Lange, obtuvo la presea de bronce, convirtiéndose en el único atleta argentino en subirse a un podio olímpico en tres oportunidades.
Gracias a eso fue abanderado en los últimos dos Juegos y fue el primero en llevar la antorcha olímpica cuando pasó por las calles de Buenos Aires.
A los 11 años, en su Corrientes natal, Espínola comenzó con la práctica del windsurf en el club La Totora.
Su primera medalla para Argentina la consiguió en los inolvidables Juegos Panamericanos de La Habana, Cuba, donde obtuvo la presea de plata.
A partir de ahí comenzó su historia grande representando al país, siendo un ejemplo tanto por lo deportivo como fuera de la competencia, donde es respetado por sus rivales y admirado por otros deportistas argentinos.
“Mi carrera no fue sencilla, porque para estar en la alta competencia hay que dejar muchas cosas de lado, pero no me arrepiento de nada, debido a que hice lo que me gusta siempre”, explicó “Camau”.
El correntino se preparó, junto a Lange, de manera muy especial para este Juego Olímpico, sabiendo que será el último de carrera, por lo cual, en Beijing tendrá la última chance de sumar una medalla de oro, aunque de no conseguirla no opacará su carrera.
“Y uno se prepara durante casi cuatro años para un momento, para una regata. El sacrificio es muy grande pero cuando se cumplen los sueños la felicidad es enorme”, puntualizó.
Lejos parecen haber quedado los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, donde Espínola debutó ubicándose detrás del lote de los 20 primeros, para llegar a este presente lleno de gloria.
“No es fácil ganar tres medallas olímpicas en tres Juegos Olímpicos distintos. Lamentablemente el apoyo llega cuando se está cerca de la competencia y siempre tenemos problemas”, explicó.
Se acerca la hora de la verdad, en la que Espínola puede llegar a sumar más gloria, aunque la que ya consiguió nadie se la sacará y una medalla más servirá para acrecentar con el tiempo su figura, porque es probable que con los años muchos lo recuerden como uno de los mejores deportistas argentinos de todos los tiempos.