El presidente de Bolivia arremetió contra Lula Da Silva al afirmar que su país está "subvencionando" el gas que le vende a Brasilia, al tiempo que exigió terminar con las asimetrías entre los miembros del bloque. Por otra parte, señaló que el Gobierno de Alvaro Uribe gasta millones en combatir al narcotráfico en vez de dedicarse a erradicar la pobreza.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, se llevó todas las miradas en el debate del plenario de jefes de Estado, que marcó el fin de la cumbre del Mercosur, al lanzar cuestionamientos hacia los gobiernos de Brasil y Colombia. Morales, cuyo país pidió durante el transcurso de la cumbre pasar a ser miembro pleno del bloque, generó la primera rispidez del debate al asegurar que Bolivia estaba "subvencionando" el gas que le vende a Brasil. Le reclamó además al gobierno de Luiz Inacio Lula Da Silva que pague por el fluído al menos lo mismo que Argentina. Las quejas de Evo Morales no quedaron allí, y avanzó más al sostener que el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula Da Silva, "se la pasa hablando de solidaridad", pero le advirtió que si se mantienen situaciones como la del gas, "no se van a acabar nunca las asimetrías". Bolivia busca que Brasil le pague cinco dólares por millón de BTU, la medida que se usa para medir el volumen de gas, lo que representaría un incremento del 30 por ciento respecto del valor al cual se lo están vendiendo actualmente. Evo Morales también la emprendió contra Colombia, durante otra parte de su discurso en la que analizaba las distintas economías latinoamericanas. En este contexto, el presidente boliviano citó cifras según las cuales los países de América Latina que más habían crecido eran Cuba, Argentina y Venezuela. Evo agregó que "esos países viven con dignidad y soberanía y son antiimperialistas", tras lo cual se refirió de inmediato a Colombia y dijo que "invirtió millones en proyectos contra el narcotráfico y está con déficit comercial y fiscal". La respuesta del presidente colombiano, Alvaro Uribe, cuyo país es estado asociado al Mercosur, no se hizo esperar, y afirmó que durante su gestión mejoraron todos los índices sociales y económicos, y aclaró que se trata de un país sin las riquezas naturales que tiene Bolivia y con una población mayor. En la discusión medió Hugo Chávez, quien le dijo a Uribe que su respuesta a Evo Morales había sido sobredimensionada, tras lo cual se generó otro breve intercambio de palabras entre el venezolano y el colombiano. Chávez había hecho su discurso previamente, en el cual se excedió largamente de los 13 minutos que tenían asignados los presidentes para hablar y cargó contra "el imperialismo que Estados Unidos impuso a fuerza de cañonazos e invasiones". El venezolano también defendió su política de nacionalización al decir que "lo que estamos haciendo es recuperar empresas" que no cumplían con su función social, y citó el caso de las compañías telefónicas recientemente estatizadas, que previamente estaban en manos de capitales norteamericanos. El líder caribeño también sugirió a sus socios de bloque que "den mayor participación al Estado en la economía" y se quejó del hecho de que "buena parte de nuestro comercio lo definen las transnacionales". Por su parte, el uruguayo Tabaré Vázquez dedicó su discurso a pedir una mayor flexibilización del Mercosur para ayudar a los países que, como el suyo, poseen un nivel de transacciones económicas más reducido, a la vez que evitó por completo cualquier mención al diferendo con Argentina por las pasteras. Vázquez dijo que el Mercosur "tiene que cumplir sus promesas y compromisos" y advirtió, a través de una metáfora en la que hacía mención a especies en extinción, que la importancia de los países más chicos del bloque puede "quedar reducido a su aparición en una etiqueta". En el tramo más duro de su discurso, Tabaré sostuvo que los países más chicos del Mercosur "no somos objetos de dádivas o beneficencia, sino sujetos de derechos". Por último, el brasileño Lula Da Silva, opinó que "nuestra unión es necesaria. Ni los más fuertes entre nosotros podrán resolver los problemas de la globalización solos". Tras destacar que desde la creación del Mercosur el comercio entre los países que lo integran se multiplicó por siete, Lula reafirmó la voluntad de su país de apostar al bloque regional al indicar que "queremos asociar el destino de Brasil al del continente". Asimismo, en un mensaje que pareció dirigido a las críticas que tuvo en Brasil por la influencia de Chávez en el bloque, Lula sostuvo que "el pluralismo político y económico es compatible con nuestra integración" y que "nunca hubo un clima político tan propicio" para la unión de los países.