Con dos goles de Figueroa y uno de Palermo, el equipo de Ischia derrotó en La Bombonera a los de Cappa por 3 a 1, por la cuarta fecha del Clausura. Domínguez descontó para la visita
Boca jugó mal, durante más de una hora de juego fue superado por un Huracán que no supo resolver todas las chances que dispuso para irse ganador de La Bombonera y cuando apareció Palermo sus ilusiones se terminaron.
Desde el comienzo mismo del partido Boca salió a llevarse por delante a Huracán, presionando en campo contrario y jugando con mucha gente cerca del área defendida por Gastón Monzón.
En los primeros minutos el equipo de Carlos Ischia logró su cometido, se plantó en terreno de Huracán y a partir de ahí buscó generar peligro.
Sin embargo, al no aparecer en el juego Juan Román Riquelme, con Pablo Mouche muy encerrado, Martín Palermo parado solo dentro del área y los volantes y los laterales sin acompañar con criterio, Boca se quedó en buenas intenciones.
Los locales buscaron pero chocaron con su propia impotencia, su falta de profundidad y una defensa bien parada de Huracán, que con el correr de los minutos se fue afianzando y logró sacar a su equipo del asedio xeneize.
Con la solvencia que mostró en el fondo Paolo Goltz, la claridad de Mario Bolatti, más el vértigo que en algunos momentos aportaron Javier Pastore y Matías De Federico, el equipo de Angel Cappa emparejó y estuvo más cerca de abrir el marcador que Boca.
La primera situación clara de gol la tuvo el venezolano César González, quien definió cruzado luego de quedar mano a mano con Roberto Abbondanzieri, previo pase preciso de Pastore.
Unos minutos después el que estuvo cerca de abrir el marcador fue De Federico, pero el delantero del “Globo” remató apenas desviado.
A esa altura Boca era una sombra dentro de la cancha, donde se mostraba tan pesado como la intensa lluvia, siendo un equipo sin cambio de ritmo, jugando siempre al mismo paso y perdiendo sorpresa.
El único que cambiaba de velocidad era Pablo Mouche, quien tuvo dos chances para abrir el marcador y en ambas oportunidades salvó el arquero Monzón.
Sobre el final del primer tiempo otra vez apareció el juvenil de Boca para desbordar, esta vez por izquierda, enviando un centro pasado que conectó Palermo –prácticamente la única pelota que tocó en los 45 minutos iniciales- y otra vez el arquero de Huracán evitó el gol.
En el comienzo del segundo tiempo Boca hizo todo lo posible para que Huracán se pusiera en ventaja, con una serie de errores defensivos insólitos, que derivaron en una jugada en la cual Pastore dejó en el camino a Abbondanzieri pero terminó resolviendo mal.
En medio de esos errores defensivos de Boca hubo otro grave del árbitro Lunati, quien a dos metros no observó como Morel Rodríguez le cometía una clara falta a César González dentro del área, que prefirió no sancionar, porque de lo contrario tendría que haber cobrado penal.
Como en la primera parte, Boca sólo dependía de la voluntad de Mouche, quien solo complicaba a todo el fondo de Huracán, pero era poco como para poner al equipo de la ribera en ventaja.
Huracán dispuso en los 20 minutos iniciales en el segundo tiempo de innumerables situaciones para abrir el marcador, pero nunca terminó bien todas las “contras” que tuvo, en muchas de ellas con superioridad numérica de sus hombres ante los de Boca.
Cuando parecía que en la primera que acertara se pondría arriba en el marcador Huracán, llegó el tanto de Palermo, quien tuvo que empujar un excelente asistencia de Mouche, estableciendo de ese modo el 1-0, algo totalmente injusto por lo que habían mostrado los dos equipos hasta ese momento.
El partido lo liquidó Figueroa, quien ingresó para reemplazar a Palermo, definiendo bien ante la salida de Monzón luego del único acierto de Riquelme en la noche, quien lo habilitó en forma muy precisa al ex delantero de Rosario Central y River.
Todo Huracán sintió el impacto y fue a buscar, descontó a través de Eduardo Domínguez pero enseguida Figueroa marcó el tercero –empujó una asistencia de Juan Krupoviesa-, para que bajo la lluvia la gente de Boca festeje una victoria, que no mereció.
Desde el comienzo mismo del partido Boca salió a llevarse por delante a Huracán, presionando en campo contrario y jugando con mucha gente cerca del área defendida por Gastón Monzón.
En los primeros minutos el equipo de Carlos Ischia logró su cometido, se plantó en terreno de Huracán y a partir de ahí buscó generar peligro.
Sin embargo, al no aparecer en el juego Juan Román Riquelme, con Pablo Mouche muy encerrado, Martín Palermo parado solo dentro del área y los volantes y los laterales sin acompañar con criterio, Boca se quedó en buenas intenciones.
Los locales buscaron pero chocaron con su propia impotencia, su falta de profundidad y una defensa bien parada de Huracán, que con el correr de los minutos se fue afianzando y logró sacar a su equipo del asedio xeneize.
Con la solvencia que mostró en el fondo Paolo Goltz, la claridad de Mario Bolatti, más el vértigo que en algunos momentos aportaron Javier Pastore y Matías De Federico, el equipo de Angel Cappa emparejó y estuvo más cerca de abrir el marcador que Boca.
La primera situación clara de gol la tuvo el venezolano César González, quien definió cruzado luego de quedar mano a mano con Roberto Abbondanzieri, previo pase preciso de Pastore.
Unos minutos después el que estuvo cerca de abrir el marcador fue De Federico, pero el delantero del “Globo” remató apenas desviado.
A esa altura Boca era una sombra dentro de la cancha, donde se mostraba tan pesado como la intensa lluvia, siendo un equipo sin cambio de ritmo, jugando siempre al mismo paso y perdiendo sorpresa.
El único que cambiaba de velocidad era Pablo Mouche, quien tuvo dos chances para abrir el marcador y en ambas oportunidades salvó el arquero Monzón.
Sobre el final del primer tiempo otra vez apareció el juvenil de Boca para desbordar, esta vez por izquierda, enviando un centro pasado que conectó Palermo –prácticamente la única pelota que tocó en los 45 minutos iniciales- y otra vez el arquero de Huracán evitó el gol.
En el comienzo del segundo tiempo Boca hizo todo lo posible para que Huracán se pusiera en ventaja, con una serie de errores defensivos insólitos, que derivaron en una jugada en la cual Pastore dejó en el camino a Abbondanzieri pero terminó resolviendo mal.
En medio de esos errores defensivos de Boca hubo otro grave del árbitro Lunati, quien a dos metros no observó como Morel Rodríguez le cometía una clara falta a César González dentro del área, que prefirió no sancionar, porque de lo contrario tendría que haber cobrado penal.
Como en la primera parte, Boca sólo dependía de la voluntad de Mouche, quien solo complicaba a todo el fondo de Huracán, pero era poco como para poner al equipo de la ribera en ventaja.
Huracán dispuso en los 20 minutos iniciales en el segundo tiempo de innumerables situaciones para abrir el marcador, pero nunca terminó bien todas las “contras” que tuvo, en muchas de ellas con superioridad numérica de sus hombres ante los de Boca.
Cuando parecía que en la primera que acertara se pondría arriba en el marcador Huracán, llegó el tanto de Palermo, quien tuvo que empujar un excelente asistencia de Mouche, estableciendo de ese modo el 1-0, algo totalmente injusto por lo que habían mostrado los dos equipos hasta ese momento.
El partido lo liquidó Figueroa, quien ingresó para reemplazar a Palermo, definiendo bien ante la salida de Monzón luego del único acierto de Riquelme en la noche, quien lo habilitó en forma muy precisa al ex delantero de Rosario Central y River.
Todo Huracán sintió el impacto y fue a buscar, descontó a través de Eduardo Domínguez pero enseguida Figueroa marcó el tercero –empujó una asistencia de Juan Krupoviesa-, para que bajo la lluvia la gente de Boca festeje una victoria, que no mereció.