Un día como hoy pero del año 270 un sacerdote llamado Valentín fue ejecutado por los romanos acusado de casar a las parejas bajo el ritual cristiano. Tras su muerte la Iglesia le otorgó el título de Santo al religioso que dedicó su vida para defender a los enamorados. Enterate aquí la historia.
Durante el siglo III vivió en Roma un sacerdote llamado Valentín, quien logró un gran prestigio por enfrentar las crueles persecuciones que se hacían contra los cristianos y según cuenta la historia, con su amor curó a una doncella de su ceguera. El religioso luchó incansablemente para proteger a los enamorados y casar a las parejas bajo el ritual cristiano, aún a escondidas de los ojos romanos quienes prohibían la unión porque creían que los hombres solteros rendían más en el campo de batalla que los hombres casados porque no estaban emocionalmente ligados a sus familias. Sin embargo, Valentín fue capturado por orden del emperador Carlos II y condenado a muerte. Durante sus últimas horas, el religioso se enamoró de la hija de su carcelero llamada Julia y que era ciega y cuenta la historia que su profundo amor y su gran fe sanaron a la muchacha de su mal. Antes de ser decapitado envió un mensaje a la doncella con la firma “de tu Valentín”. Finalmente, Valentín fue ejecutado el 14 de febrero del año 270 y la Iglesia Católica oficialmente incorporó a San Valentín en su santoral en 1969, considerado como patrón de los enamorados. El término Valentín proviene de la palabra latina valere, que significa "ser fuerte". Del mismo surgen las palabras "valiente" y "valor", u otras como "valioso" o "válido". Historia del Día de los Enamorados Por aquellos tiempos, los romanos celebraban un ritual en honor al dios pagano Fauno Lupercus un ser mitad humano y mitad cabra. Según la tradición, el dios conocido también como Pan violaba en los bosques a todos los que pasaban, sin distinción de edad ni sexo, y de allí derivó la palabra "pánico", que era lo que provocaba. Los rituales en su honor presagiaban la cercanía de la primavera fecundante, lo que explica su carácter más orgiástico que reverente; pero, puesto que aun no se hablaba del pecado original, eran vividos como auténticas fiestas de purificación. No en vano se hacían en febrero, que significa "purificatorio". Los hombres se vestían con pieles de cabra y con látigos del mismo material azotaban a las mujeres que pasaban por el Palatino para así "purificarlas", tomarlas y hacerlas concebir hijos sanos. Otro de los ritos consistía en introducir en una bolsa ciertas prendas femeninas: los varones extraían una al azar y su dueña se convertía en su compañera de diversión a lo largo del año. Las ceremonias denominadas Lupercales empezaban el 15 de febrero y por eso, a fines del siglo III, el Papa Gelasio resolvió dedicarle el 14 de febrero a un supuesto santo, Valentín, a quien transformó en patrono de los enamorados para evitar que los fieles veneraran a Lupercus.