Por: Ramón Oreste Francini - Hace muy pocas horas, hemos tenido en nuestra Capital un hecho muy lamentable que nos llena de congoja a los que queremos el deporte y más, si se trata de clubes que compiten a nivel nacional, con los pergaminos que tiene a nivel sudamericano y mundial el Básquetbol Argentino, y fue la acción de un grupo de inadaptados hinchas que hizo que la parcialidad adversaria se desplomara desde la bandeja superior del estadio de Regatas sobre las plateas bajas dejando por lo menos 10 heridos de distinta consideración.
Sin dudas que los mecanismos de prevención de estos hechos, no estaban dados con la logística que debieran tener cuando se trata de un enfrentamiento entre dos equipos cuyas hinchadas se manifiestan con mucho apasionamiento, a lo que les suman otros condimentos.
Acá, han llegado “barras bravas” de Peñarol y Quilmes de Mar del Plata, tal vez sindicadas como las más violentas y apasionadas de todos, pero sin embargo nada de esto pasó, porque además de las vallas metálicas de contención, existía un vallado policial que separaba las hinchadas y para que no se encontraran en el Parque Mitre se las hacía salir a una primero y la otra un tiempo después. Ese vallado policial, esta vez no existió.
En esta oportunidad sólo existió el vallado metálico atado apenas con un fino pedazo de alambre y fue así que hemos podido observar estupefactos como parecían “hormigas llevándose tallos y hojas del jardín”, caminar por el pasillo que corona las tribunas en formación india y fueras de sí dirigirse a una parte de la hinchada de Regatas, a atacar a la de San Martín.
Primero volaron sobre el grupo visitante las dos hojas posteriores de las vallas metálicas y luego empujaron hasta derribar también las laterales, fue un acto mesiánico, se arrogan en si mismo una defensa de algo, que estamos seguros ni ellos saben qué.
Es algo demencial, si se trata sólo de una divisa, equivocan la forma y el camino, hubieran disfrutado del juego, su equipo lo estaba haciendo muy bien, ganaba por 22 puntos (47-25). Fue también una manera egoísta de privar al resto de los espectadores, algunos con sus familiares, como es y fue una costumbre aquí, de seguir viendo el espectáculo deportivo. Corrientes es una de las plazas en público, más importantes del país.
Fue un acto criminal, no tuvieron miramiento, no les importó el daño que iban a provocar y si mataban, mataban, por suerte esto no sucedió, gracias a que en el final del primer tiempo los espectadores que estaban en la platea baja se fueron al baño, a caminar o a comer y tomar algo en la cantina.
Un chico no pudo zafar de esta, porque cuando cedió la baranda, algunos saltaron y el resto cayó sobre él aplastándolo y quedó en el piso convulsionando con fractura de cráneo, por suerte hoy ya estaría fuera de peligro según los informes al respecto.
Es evidente también que como se trataba de un partido local se relajaron los controles, las autoridades del club dejaron todo en manos de la policía, que según el comisario Marcos Navarro tenía dispuesto en el lugar 16 agentes.
La seguridad no sólo hay que pagar y desentenderse, también hay que dar directivas y hacer sugerencia de que es lo que se pretende o al menos interiorizarse de que es lo que van a hacer, aparentemente en el momento del ataque no había agente alguno en el lugar o fueron desbordados, lo que si es cierto que fueron insistentemente llamados por los altavoces para que se aproximen a proceder.
La euforia los insultos comenzaron antes del inicio del juego, cuando las barras hicieron sus ingresos al estadio, la de Regatas sobre el sector de piletas y la de San Martín en la cabecera norte, un cántico contestaba al otro al estruendo de pirotecnia, lo que hizo que los árbitros decidieran suspender momentáneamente el encuentro.
Esta es otra de las medidas que no se profundizó, existe una legislación que establece que un espectáculo no debe continuar si no están dadas las seguridades y más cuando existe el uso de pirotecnia, por parte de los árbitros sólo hubo un atisbo en medio del juego, pero tampoco hubo reacción por parte del veedor, comisionado técnico otro de los responsables por parte de la “adc”.
Es verdad también que los chicos estaban “sacados”, se sumaron ahora a la moda de alcoholizarse y narcotizarse desde varias horas antes del encuentro y cuando llega la hora del partido están todos fuera de sí, esto lo sabe cualquier persona de la calle y como no saber la gente que tiene que velar por la seguridad de las personas, en que Estado vivimos, hay democracia, pero sus reglas son para aplicarlas.
Es imperioso evitar que las prácticas del fútbol de las grandes urbes se trasladen a nuestro básquetbol, es menester evitar las entradas de favor, nadie duda que la mayoría de estos chicos ingresó gratis al “Estadio de los Sueños” y en eso las dirigencias deben tomar los recaudos. Se le facilita la entrada a alguien de no menor monta que un delincuente.
Era sabido que la parcialidad que provocó los desmanes, primero se reunió en plena plaza Juan de Vera y luego alrededor de las 19, se encontraron con otros grupos en la higuera de las pagodas o árbol grande del Parque Mitre, en ese lugar, según los cuidacoches siguieron con sus brebajes y fumatas, hasta que ingresaron al estadio.
Lo que sí, hasta el momento no hay detenidos, pese a que alguna autoridad de Regatas dijo que se aportó a la investigación un video en el que parecían totalmente identificados, sino todos, la mayoría de los agresores. Pero antes, cuando se procedía en serio los investigadores solicitaban a los medios las tomas fotográficas y videos y accionaban en consecuencia, así desterraron bastante la violencia en el fútbol de Corrientes, por ejemplo.
¿Y hoy, que pasa?, es que no se quiere proceder, o no se puede porque son hijos de familias influyentes, pero debemos recordar nuevamente que vivimos en un estado democrático, en una sociedad que tiene reglas de convivencia que se llaman “leyes” y ellas están para ser aplicadas señores, al que le quepa el sayo, que se lo ponga.
También se dice que eran casi niños algunos, o adolescentes y otros no tantos, se debe hacer que el que es responsable lo pague, no importa hijo de quien fuere y si son menores que los padres se hagan responsables por los actos de sus hijos.
Además de la pena que sentimos por este bochornoso espectáculo que empaña al deporte, y eso que la hinchada de Regatas llegó a tener el premio de “la más correcta”, que va a ser de la vida de estos jóvenes violentos cuando tengan que apuntalar el futuro de nuestra sociedad. Sólo nos queda una gran vergüenza ajena y las ganas de que algún responsable pida perdón al básquet, un deporte de familia para los correntinos.
En lo deportivo el falló fue durísimo, seis fechas sin sumar puntos, dos por la Copa Argentina, de la que habiendo ganado todos los encuentros está fuera y las cuatro primeras fechas de la Liga Nacional 2.009 - 2.010.
En lo económico además de lo que significa mantener el plantel y estructura sin sumar puntos deberá pagar 30 AJC (Arancel de Juez de Campo) de $1.500, cada uno, por lo tanto en suma será de $45.000,| y todo por un grupo de desaforados que no tiene límites en su accionar.
Acá, han llegado “barras bravas” de Peñarol y Quilmes de Mar del Plata, tal vez sindicadas como las más violentas y apasionadas de todos, pero sin embargo nada de esto pasó, porque además de las vallas metálicas de contención, existía un vallado policial que separaba las hinchadas y para que no se encontraran en el Parque Mitre se las hacía salir a una primero y la otra un tiempo después. Ese vallado policial, esta vez no existió.
En esta oportunidad sólo existió el vallado metálico atado apenas con un fino pedazo de alambre y fue así que hemos podido observar estupefactos como parecían “hormigas llevándose tallos y hojas del jardín”, caminar por el pasillo que corona las tribunas en formación india y fueras de sí dirigirse a una parte de la hinchada de Regatas, a atacar a la de San Martín.
Primero volaron sobre el grupo visitante las dos hojas posteriores de las vallas metálicas y luego empujaron hasta derribar también las laterales, fue un acto mesiánico, se arrogan en si mismo una defensa de algo, que estamos seguros ni ellos saben qué.
Es algo demencial, si se trata sólo de una divisa, equivocan la forma y el camino, hubieran disfrutado del juego, su equipo lo estaba haciendo muy bien, ganaba por 22 puntos (47-25). Fue también una manera egoísta de privar al resto de los espectadores, algunos con sus familiares, como es y fue una costumbre aquí, de seguir viendo el espectáculo deportivo. Corrientes es una de las plazas en público, más importantes del país.
Fue un acto criminal, no tuvieron miramiento, no les importó el daño que iban a provocar y si mataban, mataban, por suerte esto no sucedió, gracias a que en el final del primer tiempo los espectadores que estaban en la platea baja se fueron al baño, a caminar o a comer y tomar algo en la cantina.
Un chico no pudo zafar de esta, porque cuando cedió la baranda, algunos saltaron y el resto cayó sobre él aplastándolo y quedó en el piso convulsionando con fractura de cráneo, por suerte hoy ya estaría fuera de peligro según los informes al respecto.
Es evidente también que como se trataba de un partido local se relajaron los controles, las autoridades del club dejaron todo en manos de la policía, que según el comisario Marcos Navarro tenía dispuesto en el lugar 16 agentes.
La seguridad no sólo hay que pagar y desentenderse, también hay que dar directivas y hacer sugerencia de que es lo que se pretende o al menos interiorizarse de que es lo que van a hacer, aparentemente en el momento del ataque no había agente alguno en el lugar o fueron desbordados, lo que si es cierto que fueron insistentemente llamados por los altavoces para que se aproximen a proceder.
La euforia los insultos comenzaron antes del inicio del juego, cuando las barras hicieron sus ingresos al estadio, la de Regatas sobre el sector de piletas y la de San Martín en la cabecera norte, un cántico contestaba al otro al estruendo de pirotecnia, lo que hizo que los árbitros decidieran suspender momentáneamente el encuentro.
Esta es otra de las medidas que no se profundizó, existe una legislación que establece que un espectáculo no debe continuar si no están dadas las seguridades y más cuando existe el uso de pirotecnia, por parte de los árbitros sólo hubo un atisbo en medio del juego, pero tampoco hubo reacción por parte del veedor, comisionado técnico otro de los responsables por parte de la “adc”.
Es verdad también que los chicos estaban “sacados”, se sumaron ahora a la moda de alcoholizarse y narcotizarse desde varias horas antes del encuentro y cuando llega la hora del partido están todos fuera de sí, esto lo sabe cualquier persona de la calle y como no saber la gente que tiene que velar por la seguridad de las personas, en que Estado vivimos, hay democracia, pero sus reglas son para aplicarlas.
Es imperioso evitar que las prácticas del fútbol de las grandes urbes se trasladen a nuestro básquetbol, es menester evitar las entradas de favor, nadie duda que la mayoría de estos chicos ingresó gratis al “Estadio de los Sueños” y en eso las dirigencias deben tomar los recaudos. Se le facilita la entrada a alguien de no menor monta que un delincuente.
Era sabido que la parcialidad que provocó los desmanes, primero se reunió en plena plaza Juan de Vera y luego alrededor de las 19, se encontraron con otros grupos en la higuera de las pagodas o árbol grande del Parque Mitre, en ese lugar, según los cuidacoches siguieron con sus brebajes y fumatas, hasta que ingresaron al estadio.
Lo que sí, hasta el momento no hay detenidos, pese a que alguna autoridad de Regatas dijo que se aportó a la investigación un video en el que parecían totalmente identificados, sino todos, la mayoría de los agresores. Pero antes, cuando se procedía en serio los investigadores solicitaban a los medios las tomas fotográficas y videos y accionaban en consecuencia, así desterraron bastante la violencia en el fútbol de Corrientes, por ejemplo.
¿Y hoy, que pasa?, es que no se quiere proceder, o no se puede porque son hijos de familias influyentes, pero debemos recordar nuevamente que vivimos en un estado democrático, en una sociedad que tiene reglas de convivencia que se llaman “leyes” y ellas están para ser aplicadas señores, al que le quepa el sayo, que se lo ponga.
También se dice que eran casi niños algunos, o adolescentes y otros no tantos, se debe hacer que el que es responsable lo pague, no importa hijo de quien fuere y si son menores que los padres se hagan responsables por los actos de sus hijos.
Además de la pena que sentimos por este bochornoso espectáculo que empaña al deporte, y eso que la hinchada de Regatas llegó a tener el premio de “la más correcta”, que va a ser de la vida de estos jóvenes violentos cuando tengan que apuntalar el futuro de nuestra sociedad. Sólo nos queda una gran vergüenza ajena y las ganas de que algún responsable pida perdón al básquet, un deporte de familia para los correntinos.
En lo deportivo el falló fue durísimo, seis fechas sin sumar puntos, dos por la Copa Argentina, de la que habiendo ganado todos los encuentros está fuera y las cuatro primeras fechas de la Liga Nacional 2.009 - 2.010.
En lo económico además de lo que significa mantener el plantel y estructura sin sumar puntos deberá pagar 30 AJC (Arancel de Juez de Campo) de $1.500, cada uno, por lo tanto en suma será de $45.000,| y todo por un grupo de desaforados que no tiene límites en su accionar.