Las cenizas de la cantante popular argentina fueron arrojadas esta tarde en las aguas del canal de riego Cacique Guaymallén de la capital mendocina, mientras la gente tiraba flores sobre el cauce como despedida.
La ceremonia ritual sencilla y corta pero muy emotiva, que convocó a más de 4.000 personas, comenzó a pocos metros en una playa de acceso del Museo del Área Fundacional, en el límite entre la Capital y el municipio de Guaymallén.
Familiares de Mercedes Sosa liderados por su hijo Fabián y su sobrino "Coqui" Sosa, junto a artistas mendocinos allegados a la homenajeada, presentaron lo que fue una despedida popular entre llantos y sonrisas.
Mientras se desarrollaba la ceremonia se escucharon cánticos tribuneros como "No se va, la Negra no se va" y hasta un destemplado y ronco solitario que gritó "Gracias a la vida que te escuché, Madraza".
Al costado del escenario se ubicaron en forma respetuosa el gobernador Celso Jaque, la senadora nacional Marita Perceval, los intendentes de Capital, Víctor Fayad; de Guaymallén, Alejandro Abraham; el secretario de Cultura, Ricardo Scollo, y otros funcionarios provinciales y municipales.
Entre los amigos artistas de la Negra se ubicaron el cantante mendocino Pocho Sosa -encargado por Fabián Matus de la organización- el poeta Jorge Sosa; Tilín Orozco del dúo Orozco-Barrientos; el grupo folklórico "Alturas" y a ellos debe agregarse a varias personas anónimas que portaron guitarras familiares.
Abrió la despedida el poeta Jorge Sosa (autor también de "Otoño en Mendoza" que grabó la Negra) con un aplaudido poema que comenzó con "Bienvenida Señora de regreso a su casa..." y luego el cura católico Aldo Godino inició el responso con un párrafo de "Zamba para no morir" que dice "No me asusta la muerte ritual, sólo dormir, verme borrar..".
A continuación se leyó una carta, en realidad otro poema, del cantor nacional Víctor Heredia que lamentó "Y ahora donde pondremos nuestros garabatos.." en referencia a las letras de canciones que recreó Mercedes con su voz sin igual.
Y tras la despedida formal de "Coqui" Sosa, el aire se pobló de sonidos de decenas de guitarras y cientos de voces que corearon "en Do Mayor" la cueca "Cochero e plaza", "Calle Angosta", y "Luna tucumana".
Enseguida el cortejo apretujado de vecinos, artistas y funcionarios caminó hacia un puente sobre el canal de riego acompañado por la voz de Mercedes Sosa en altoparlantes.
Luego de una caminata, Fabián Matus arrojó, como todos querían, una parte de ella para que se fundiera a través del cauce con los cultivos de aguas abajo, una forma de distribución del pan para todos.
Entre la gente que regresaba en silencio a sus cosas, el de la solitaria voz ronca canturreaba "Pero sigo creciendo en el sol,
vivo...".
Familiares de Mercedes Sosa liderados por su hijo Fabián y su sobrino "Coqui" Sosa, junto a artistas mendocinos allegados a la homenajeada, presentaron lo que fue una despedida popular entre llantos y sonrisas.
Mientras se desarrollaba la ceremonia se escucharon cánticos tribuneros como "No se va, la Negra no se va" y hasta un destemplado y ronco solitario que gritó "Gracias a la vida que te escuché, Madraza".
Al costado del escenario se ubicaron en forma respetuosa el gobernador Celso Jaque, la senadora nacional Marita Perceval, los intendentes de Capital, Víctor Fayad; de Guaymallén, Alejandro Abraham; el secretario de Cultura, Ricardo Scollo, y otros funcionarios provinciales y municipales.
Entre los amigos artistas de la Negra se ubicaron el cantante mendocino Pocho Sosa -encargado por Fabián Matus de la organización- el poeta Jorge Sosa; Tilín Orozco del dúo Orozco-Barrientos; el grupo folklórico "Alturas" y a ellos debe agregarse a varias personas anónimas que portaron guitarras familiares.
Abrió la despedida el poeta Jorge Sosa (autor también de "Otoño en Mendoza" que grabó la Negra) con un aplaudido poema que comenzó con "Bienvenida Señora de regreso a su casa..." y luego el cura católico Aldo Godino inició el responso con un párrafo de "Zamba para no morir" que dice "No me asusta la muerte ritual, sólo dormir, verme borrar..".
A continuación se leyó una carta, en realidad otro poema, del cantor nacional Víctor Heredia que lamentó "Y ahora donde pondremos nuestros garabatos.." en referencia a las letras de canciones que recreó Mercedes con su voz sin igual.
Y tras la despedida formal de "Coqui" Sosa, el aire se pobló de sonidos de decenas de guitarras y cientos de voces que corearon "en Do Mayor" la cueca "Cochero e plaza", "Calle Angosta", y "Luna tucumana".
Enseguida el cortejo apretujado de vecinos, artistas y funcionarios caminó hacia un puente sobre el canal de riego acompañado por la voz de Mercedes Sosa en altoparlantes.
Luego de una caminata, Fabián Matus arrojó, como todos querían, una parte de ella para que se fundiera a través del cauce con los cultivos de aguas abajo, una forma de distribución del pan para todos.
Entre la gente que regresaba en silencio a sus cosas, el de la solitaria voz ronca canturreaba "Pero sigo creciendo en el sol,
vivo...".