Las noches en la localidad de Saladas son realmente distintas a las de otras ciudades de la provincia de Corrientes. Los jóvenes locales prefieren juntarse y hacer la llamada “previa” en maxikioscos ubicados en pleno centro de la ciudad y allí se quedan hasta altas horas de la madrugada y obvian muchas veces ingresar a bailar a los boliches. A estos kiosquitos, ¿quiénes lo controlan?, ¿pueden vender bebidas alcohólicas durante toda la noche y la madrugada?, ¿pueden los jóvenes ingresar, permanecer y hasta bailar en lugares que solo son habilitados con el fin comercial de vender productos para consumo humano y no como boliche o disco?
Los tiempos han cambiado y vaya cuanto, lo que antes era diversión de un sábado para los jóvenes de ahora se torna aburrido y tienen otras formas más simples y hasta “gasoleras” de pasarla bien y disfrutar de la noche de un fin de semana al máximo.
El lugar de concentración para hacer la llamada “previa” antes de ingresar a cualquiera de los dos boliches que tiene la ciudad son simples kioscos ubicados en pleno centro saladeño. Algunos de ellos les brindan a sus clientes música funcional, mesas con sillas y buena atención, en cambio otros solo ofrecen la última opción.
Los jóvenes pasan en estos comercios gran parte de su noche de sábado y también de la madrugada del domingo, allí tienen todo lo que buscan, amigos, música y consumiciones a menor precio que lo que demandaría entrar a un local bailable.
Ante la consulta de este medio a algunos de los púberes que concurren a este tipo de “kioskitos” todos coincidieron en que la pasan bien y que ahí está la “movida”.
“Venimos acá porque acá están todos mis amigos, aparte acá se arma la “movida” (fiesta) y además hay mujeres muy lindas”, dijo un adolescente.
Otros declararon que su permanencia se debe a una cuestión económica más que de satisfacción por el lugar.
“Acá podemos consumir lo que queramos, tienen todo lo que buscas, vas al boliche y algo falta y encima te matan con el precio de las bebidas”, comentó un joven mientras disfrutaba de una bebida con unos amigos y amigas.
La permanencia de los adolescentes en estos comercios transitorios en los cuales, según “ellos” (jóvenes) están de paso, afecta casi directamente al local bailable Blaster Dance ya que la clase social de los mismos es generalmente media-alta y muchas veces el comercio propiedad de Julio González tuvo que cerrar sus puertas por la ausencia de público y últimamente el ingreso de los más jóvenes se registra recién pasadas las 4 de la madrugada a la disco.
Es cierto que son los jóvenes saladeños los que tienen la potestad de elegir donde ir a disfrutar de su sábado. Es cierto también que los dueños de estos “kioscos” tienen la libertad de trabajar.
Los interrogantes finales que surgen son varios como, ¿quiénes los controlan?, ¿pueden vender bebidas alcohólicas durante toda la noche y la madrugada?, ¿pueden los jóvenes ingresar, permanecer y hasta bailar en lugares que solo son habilitados con el fin comercial de vender productos para consumo humano y no como boliche o disco?
El lugar de concentración para hacer la llamada “previa” antes de ingresar a cualquiera de los dos boliches que tiene la ciudad son simples kioscos ubicados en pleno centro saladeño. Algunos de ellos les brindan a sus clientes música funcional, mesas con sillas y buena atención, en cambio otros solo ofrecen la última opción.
Los jóvenes pasan en estos comercios gran parte de su noche de sábado y también de la madrugada del domingo, allí tienen todo lo que buscan, amigos, música y consumiciones a menor precio que lo que demandaría entrar a un local bailable.
Ante la consulta de este medio a algunos de los púberes que concurren a este tipo de “kioskitos” todos coincidieron en que la pasan bien y que ahí está la “movida”.
“Venimos acá porque acá están todos mis amigos, aparte acá se arma la “movida” (fiesta) y además hay mujeres muy lindas”, dijo un adolescente.
Otros declararon que su permanencia se debe a una cuestión económica más que de satisfacción por el lugar.
“Acá podemos consumir lo que queramos, tienen todo lo que buscas, vas al boliche y algo falta y encima te matan con el precio de las bebidas”, comentó un joven mientras disfrutaba de una bebida con unos amigos y amigas.
La permanencia de los adolescentes en estos comercios transitorios en los cuales, según “ellos” (jóvenes) están de paso, afecta casi directamente al local bailable Blaster Dance ya que la clase social de los mismos es generalmente media-alta y muchas veces el comercio propiedad de Julio González tuvo que cerrar sus puertas por la ausencia de público y últimamente el ingreso de los más jóvenes se registra recién pasadas las 4 de la madrugada a la disco.
Es cierto que son los jóvenes saladeños los que tienen la potestad de elegir donde ir a disfrutar de su sábado. Es cierto también que los dueños de estos “kioscos” tienen la libertad de trabajar.
Los interrogantes finales que surgen son varios como, ¿quiénes los controlan?, ¿pueden vender bebidas alcohólicas durante toda la noche y la madrugada?, ¿pueden los jóvenes ingresar, permanecer y hasta bailar en lugares que solo son habilitados con el fin comercial de vender productos para consumo humano y no como boliche o disco?