El equipo marplatense derrotó a Regatas por 78-72 en el comienzo de la serie semifinal de la Liga Nacional Movistar. Peñarol estuvo en gran parte del juego abajo en el marcador, pero en el último cuarto hizo valer su plantel más extenso. En la foto, Juan Manuel Locatelli se le escapa a Bruno Ingratta. El equipo correntino bajó su rendimiento en la segunda mitad. Una multitud colmó el estadio Polideportivo. El segundo partido será este miércoles a las 21.30.
Las declaraciones del plantel de Regatas anunciando que iría a Mar del Plata con la intención de llevarse una victoria quedaron confirmadas desde el mismo arranque del partido. A partir del dominio de Román González en la pintura, bien acompañado por Ingratta (8 puntos, 4-4 dobles, y 3 rebotes), el equipo correntino se puso al frente del marcador, a pesar de tener que arrancar el partido sin el panameño Gómez ni Martin, convalecientes de una gripe. Recién cuando Osborne (21 puntos, 7-10 dobles, 2-4 triples, y 9 rebotes) tomó mejor al pivote de Regatas, el local metió un parcial de 7-0 para pasar al frente 16-13, aunque el liderazgo le duró nada. Los correntinos no aprovecharon varias desconcentraciones defensivas y algunas pérdidas de Peñarol y llevando el balón a la zona interior recuperó el control del marcador, para cerrar el cuarto inicial ganando 23-20. Ese envión le permitió escaparse a un 26-20 que no le gustó nada a los 6.000 hinchas de Peñarol que llenaron el Polideportivo. La defensa de 2 y triángulo de Regatas incomodó al equipo marplatense. El mejor juego de conjunto del equipo de Santander se compensaba con la mayor eficacia en los tiros de tres puntos del local, que no pudo evitar irse al descanso perdiendo por 52-47. El tercer cuarto mostró otro panorama del partido. Peñarol mejoró su actitud defensiva y pasó a dominar los rebotes, al tiempo que Regatas baja su efectividad en los lanzamientos. González ya no pesó en ataque y el protagonismo ofensivo lo asumió Acosta (14 puntos, 3-5 dobles y 2-6 triples). Peñarol pasó el frente por 52-51 y a partir de ahí todo fue parejo hasta el final. Tras un tercer parcial que ganó por la mínima (52-51) el local ya no perdió más balones. Ahora se apoyó en el goleo del intermitente Pittman (14 puntos, 5-12 de cancha) y la sobriedad de Rodríguez (11, 5-7 dobles) para aguantar el ritmo de un partido muy parejo. Las permanentes rotaciones del entrenador Romano le permitieron llegar menos desgastado al final, donde la diferencia de 74-68 a 1m40s del cierre resultó decisiva. Aunque el marcador de 78-72 parezca un poco excesivo, lo indiscutible es que Peñarol llegó más entero al final y no perdonó los errores de su rival, que bajó mucho si nivel en el segundo tiempo. Hubo festejos en el Polideportivo de parte de una hinchada que cada día tiene más argumentos para alimentar su ilusión de llegar a la final.