La tucumana se impuso al otro finalista, Juan Expósito y tuvo más de 1,6 millones de votos favorables. Mariela Montero Ríos quedó tercera, con casi 1 millón de votos de los 3, 8 millones contabilizados al cierre de los cómputos. Al momento de anunciarse la ganadora, el programa superó los 50 puntos de rating.
La que al final quedó estigmatizada como “La traidora”, la que al principio sufrió la indiferencia de sus compañeros, la que después se ganó al público a fuera de simpatía y del absoluto abandono de cualquier tipo de dieta, la tucumana que decidió ser ella misma, Marianela Mirra, la que logró sortear todos los obstáculos, finalmente ganó la cuarta edición de Gran Hermano, alzándose con los 100 mil pesos de premio y un auto cero kilómetro. “No lo puedo creer” dijo apenas salió, casi una frase de rigor en todos los participantes al enfrentarse con el mundo exterior. Enseguida el recorrido por esa pasarela, con los fans tironeando para besarla, tocarla, mientras sonaba el cantito: “Es para Nadia que lo mira por tv”. Antes, cuando se conoció el resultado, Juan salió y cumplió el ritual de todos los expulsados: saludos de los simpatizantes, saludos de los familiares y regalos (también se llevó un cero kilómetro). Lo mismo había sucedido un rato antes, cuando llegó el final de GH Mariela Montero Rios, que se fue cuando casi un millón de personas decidiera que debía abandonar la casa en la noche final del programa. A la salida la esperaba la familia, algunos regalos entre los que se destacaban un televisor y una moto (hay que recordar que curiosamente, Mariela había ganado los mismos premios dentro de la casa). Pero la noche había comenzado a las 21.50, veinte minutos después de lo prometido para el comienzo del programa -Susana había extendido su horario con todos los expulsados en el piso- con Jorge Rial agradeciendo la participación del público durante los cuatro meses del programa, mientras que la tribuna se desgañitaba por corear sus favoritos y se escuchaba “Nosotros te conmoveremos” del grupo inglés Queen. Después entraron los expulsados, ovacionados por el público que se sentaron adelante, acompañados por algunos ex GH como Ximena Capristo, Gastón Trezeguet, Viviana Colmenero y alguna que otra figura mediática. Esta vez y diferencia de otras galas de expulsión, los chicos de la casa estuvieron permanentemente conectados con el piso, y claro, entre charla y charla el conductor les envió los ejemplares de diferentes revistas en donde los expulsados eran protagonistas. Y claro, teniendo en cuenta que en mayor o menor medida los dieciocho jugadores estaban ávidos de lograr algún tipo de reconocimiento público, los tres finalistas se lanzaron sobre las revistas como una de las mejores sorpresas que le hubiera regalado el programa. Más adelante se puso al aire las cartas, leídas por los propios finalistas, en donde los básicamente cada uno contaba de los sueños y el camino venturoso que se les habría de ahora en más. Como contrapartida GH también les leyó una carta en donde también hablaba del futuro y agradecía a los finalistas. Llegó el final, ciento diecinueve días en donde para algunos pasó de todo, para otros nada, en donde tanto las críticas hacia el programa como el rating desmesurado fueron una constante durante los cuatro meses. Un ciclo, una licencia, una franquicia gigantesca que rindió los frutos esperados, que se multiplicó casi hasta el infinito en los innumerables programas satélite que de una manera u otra le hicieron el juego a la producción de Telefe. Terminó pero no tanto, en una semana empieza “Gran Hermano Famosos”, y la rueda volverá a ponerse en marcha.