A través de este detallado informe, repasamos el “paso a paso” de este fructífero 2010 para el saladeño Luis Escobar, que supo subir a los podios de la Monomarca 128 y de la Clase “B” del Zonal, alternando los certámenes con el mismo auto.
Revisando las estadísticas que arrojó esta temporada, debemos indicar que fue el año que más competencias disputó Escobar en su trayectoria cómo piloto de competición, con un total de diez carreras. Ocho de ellas, válidas por el certamen de la Monomarca Fiat 128 de la Asociación Propietarios de Autos de Competición. Mientras que las dos restantes, pertenecieron al campeonato de la Clase “B” del Automovilismo Zonal.
También fue el año con más alegrías para el piloto saladeño en su historial, ya que se dio el lujo de subir en tres ocasiones al podio. Dos de ellos en la Monomarca 128 y el restante en la Clase “B”. Un dato muy llamativo si comparamos con lo acontecido en el 2009, oportunidad en que ganó su única competencia en la Monomarca, que de hecho fue muy contribuyente para terminar el año entre los cuatro primeros del ranking.
Mientras que en este 2010, los dos podios obtenidos en la Monomarca, apenas le alcanzaron para culminar sexto en la temporada, lo que habla a las claras de la importancia que tiene ganar una competencia -o visto de otra manera- de los beneficios que goza el piloto una vez que gana alguna competencia del calendario (requisito indispensable para pelear por el título).
Escobar no había arrancado de la mejor manera el año, ya que en la primera competencia del año (11 de abril) el sábado clasificó en el décimo puesto, con un motor complicado. Largó desde el puesto diecinueve en la carrera clasificatoria y llegó sexto en una remontada impresionante. Luego en la final llego a batallar con un lote de cuatro postulantes al segundo lugar, pero la bomba de combustible lo dejó a un costado.
La segunda cita (16 de mayo) fue contundentemente de mayor a menor. Claro, el día sábado Escobar clasificó cuarto, lo que le habilitó para largar segundo la carrera clasificatoria del domingo, en la cual desde el inicio, fue un ida y vuelta con el correntino Marano, con quien alternaba la vanguardia en un terrible mano a mano, hasta que faltando tres vueltas para lograr el triunfo parcial, el saenzpeñenze Zacarías estiró el frenaje en la curva de la tribuna y lo embistió a Escobar obligándolo a desertar.
El saenzpeñenze fue excluido de la fecha, mientras que Escobar largó vigésimo primero la final y pudo escalar hasta el décimo puesto.
La fortuna no aparecía. La participación en la segunda fecha del Zonal en el Guarnieri de Resistencia (30 de mayo), tampoco fue la excepción. Escobar clasificó segundo, a unos escasos milésimos detrás del saenzpeñenze Iglesias, lo que le permitió largar desde el segundo lugar la segunda serie clasificatoria, en la cual batalló desde el vamos con Sánchez y Alegre hasta la vuelta número cinco, ya que Alegre estiró su frenaje y lo sacó de escena al saladeño, que fue a parar a un charco de agua y barro.
Tras volver de la situación adversa, llegó sexto. En la final largó duodécimo y cuando transitaba quinto, se desprendió un amortiguador trasero aún cuando restaban dos giros de competencia y la victoria podía haber sido para cualquiera, ya que ninguno había marcado una amplia diferencia.
Pero cómo el automovilismo otorga revanchas, en el fin de semana menos pensado por Escobar y compañía, llegaría la primera alegría del año. En la tercera fecha del campeonato (6 de junio - con pilotos invitados) clasificó segundo el sábado, en un solo giro lanzado, ya que la primera caja de cambios dijo basta. Tres cajas más se cambiaron ese mismo día. El domingo en horas tempranas, Daniel Escobar rompía otra caja más, que sumada a la que Luis rompió después en la tanda de tanques llenos, sumaban seis.
Llegó el momento de la final de titulares, Luis largó segundo, pero en el transito de la vuelta previa se rompió el embrague. Esto lo obligó a largar en movimiento. Automáticamente se le recargó cinco segundos por adelantarse en la largada, claro está que no había otra opción. Pese al recargo, Luis dejó todo en la pista y logró hacer una diferencia tranquilizante y necesaria para que al computarse el recargo, no le afectara ese trabajoso segundo puesto.
Con estos condimentos, la cuarta fecha (4 de julio) se avecinó. El sábado fue 1-2 para el equipo de Páramo, Con Ayala desde la pole y Escobar detrás a una escasa diferencia. Fue la primera ocasión en que se movió toda la actividad puntable para el domingo. En la clasificación, Escobar se metió entre los diez primeros luchando con la caja de cambios y manejando con una mano. La carrera clasificatoria la largó duodécimo y llegó sexto, pese a soportar los embates de Cavero (Charata) que le borró el lateral derecho de su auto.
La final fue para el olvido. El saladeño partió sexto y al fondo de la recta principal llegaron cuatro autos apareados, Escobar tuvo que ir por afuera, pero al intentar retomar el radio de giro, González Zund le embistió en la rueda trasera derecha, lo obligó a ingresar a boxes para enderezar la chapa que rozaba el neumático y terminó decimosexto.
La ansiedad por revertir la situación era notable. La quinta fecha (1 de agosto) fue la ocasión propicia para ello. El domingo clasificó cuarto, y en la carrera clasificatoria largó segundo y llegó segundo. Desde ese puesto largó la final, en la cual se prestaron la vanguardia en quince oportunidades con el chaqueño Piccio, en un terrible mano a mano. Escobar tenía menos motor que Piccio, y pulía las diferencias en las curvas, mientras que el chaqueño hacía lo contrario.
Sin embargo los censores fueron los que dirimieron el primer puesto, ya que por escasos milésimos el chaqueño le arrebató el primer puesto al saladeño en la sentencia. Inolvidable. Pese a ello, Escobar repetía el segundo puesto y sumaba su tercer podio en la especialidad.
Así llegó la cita número seis (5 de septiembre), la segunda ocasión con pilotos invitados de la temporada. La reñida clasificación del domingo lo depositó al quinto lugar al saladeño. En su carrera (titulares) largó quinto, rápidamente doblegó a Marano y se sumó al cuarteto de protagonistas que peleaban la punta, aunque sólo duró hasta la quinta vuelta de competencia, ya que allí apareció una falla que lo retrasó hasta el vigésimo puesto.
La porcelana de una bujía se había roto, algo insólito. El que salvó las papas, fue Daniel Escobar (invitado) que largó su final desde la posición número veinte. El menor de la dinastía no se amilanó y escaló hasta la quinta colocación en una labor más que destacable.
Por el término de dos meses, el Equipo Petrobras Saladas estuvo inactivo. Problemas dirigenciales en la A.P.A.C, fueron los detonantes de esta adversa situación, sobre todo para la gente que vive de esto, cómo los preparadores y mecánicos. Entonces, el automovilismo Zonal llegó nuevamente al Guarnieri de Resistencia con su novena fecha (7 de noviembre).
Escobar fue de la partida y afortunadamente recuperó el protagonismo. Clasificó cuarto, pese a haberse excedido en una curva. Su serie clasificatoria la vio partir segundo, y con un planteo de carrera muy cauto llegó cuarto.
La final largó en la quinta colocación, retratándose hasta el séptimo lugar en los primeros metros, para más las cubiertas comenzaron a perder grip y tuvo que manejar prácticamente al estilo rally para poder llevar sobre la cinta asfáltica a su unidad. Pero una serie de incidentes lo favorecieron para que herede el tercer puesto y no lo suelte más hasta la sentencia, en lo que fue el tercer grito de la temporada.
Finalmente, y con los inconvenientes a medio solucionar, la A.P.A.C retomó su actividad con la séptima competencia (14 de noviembre). Muy desafortunado estuvo en la clasificación Escobar, ya que problemas de carburación lo depositaron en el vigésimo cuarto puesto. Desde allí inició la contundente remontada hasta el sexto puesto, pero un recargo de cinco segundos lo retrasó al décimo puesto, ya que pasó a dos autos sin haber notado la presencia de la bandera amarilla (peligro en pista).
Desde el puesto diez abordó la final, llegando a estar sexto inclusive, pero la caja de cambios lo obligó a que manejase con una sola mano casi la totalidad de la competencia, entonces tuvo que cuidar el noveno puesto hasta el epílogo, sin poder aprovechar al máximo el ritmo de su auto.
Llegó entonces la octava y última fecha de la Monomarca Fiat 128 (5 de diciembre). El temporal se desató el sábado, Escobar giró una sola tanda bajo el agua y apareció una falla eléctrica que se solucionó recién en las últimas horas del día. El domingo, en tanques llenos ostentó el cuarto puesto, aunque lastimosamente en clasificación apareció nuevamente una falla que lo retrasó hasta el octavo puesto. Desde ese puesto, la Carrera Clasificatoria lo vio partir.
Ya en la largada se quemó una bujía y lo obligó a que vaya al box. El ingreso del Pace Car lo favoreció para que no perdiera una vuelta y pueda salir a pista, si bien último, pero sin una vuelta menos. Entonces desde el puesto veintidós comenzó la impresionante remontada hasta el cuarto puesto en tan solo ocho vueltas de competencia.
La final largó desde la quinta colocación, con el charatense Cavero a su lado (era el objetivo). Ambos llegaron apareados a la primera curva, Escobar se ganó la cuerda y Cavero fue por afuera, ningunos de los dos levantó el acelerador y el charatense se cerró sobre Escobar que lo llevó al trompo tras engancharlo en el guardabarros trasero. Las autoridades entendieron que fue una maniobra perjudicial de Escobar hacia Cavero, y por ello automáticamente el saladeño fue recargado con cinco segundos. A partir de allí, Escobar tiró toda la carne en el asador, imprimiendo un ritmo de carrera rapidísimo que le permitiera descontar ese recargo.
Finalmente el saladeño vio agitarse sobre su parabrisas la bandera a cuadros en el tercer puesto en la pista, a escasas diferencias del ganador y campeón Carlos Bru y de Ramón Orcola, pero al computarse en el tiempo ese recargo, Escobar quedó quinto en las estadísticas.
Toda esta producción en la Monomarca Fiat 128, le significó el sexto puesto del campeonato de pilotos a Luis Escobar, entre un total de cuarenta y nueve volantes de toda la región. A esta altura del año, lo único que sobró son agradecimientos: A todas las empresas que hicieron posible otra temporada de automovilismo, a todos los medios de comunicación de Saladas y localidades vecinas que durante la temporada difundieron el material informativo, a todas las familias del Equipo Petrobras Saladas y al público en general.
Germán Miguel – Prensa Equipo Petrobras Saladas.
También fue el año con más alegrías para el piloto saladeño en su historial, ya que se dio el lujo de subir en tres ocasiones al podio. Dos de ellos en la Monomarca 128 y el restante en la Clase “B”. Un dato muy llamativo si comparamos con lo acontecido en el 2009, oportunidad en que ganó su única competencia en la Monomarca, que de hecho fue muy contribuyente para terminar el año entre los cuatro primeros del ranking.
Mientras que en este 2010, los dos podios obtenidos en la Monomarca, apenas le alcanzaron para culminar sexto en la temporada, lo que habla a las claras de la importancia que tiene ganar una competencia -o visto de otra manera- de los beneficios que goza el piloto una vez que gana alguna competencia del calendario (requisito indispensable para pelear por el título).
Escobar no había arrancado de la mejor manera el año, ya que en la primera competencia del año (11 de abril) el sábado clasificó en el décimo puesto, con un motor complicado. Largó desde el puesto diecinueve en la carrera clasificatoria y llegó sexto en una remontada impresionante. Luego en la final llego a batallar con un lote de cuatro postulantes al segundo lugar, pero la bomba de combustible lo dejó a un costado.
La segunda cita (16 de mayo) fue contundentemente de mayor a menor. Claro, el día sábado Escobar clasificó cuarto, lo que le habilitó para largar segundo la carrera clasificatoria del domingo, en la cual desde el inicio, fue un ida y vuelta con el correntino Marano, con quien alternaba la vanguardia en un terrible mano a mano, hasta que faltando tres vueltas para lograr el triunfo parcial, el saenzpeñenze Zacarías estiró el frenaje en la curva de la tribuna y lo embistió a Escobar obligándolo a desertar.
El saenzpeñenze fue excluido de la fecha, mientras que Escobar largó vigésimo primero la final y pudo escalar hasta el décimo puesto.
La fortuna no aparecía. La participación en la segunda fecha del Zonal en el Guarnieri de Resistencia (30 de mayo), tampoco fue la excepción. Escobar clasificó segundo, a unos escasos milésimos detrás del saenzpeñenze Iglesias, lo que le permitió largar desde el segundo lugar la segunda serie clasificatoria, en la cual batalló desde el vamos con Sánchez y Alegre hasta la vuelta número cinco, ya que Alegre estiró su frenaje y lo sacó de escena al saladeño, que fue a parar a un charco de agua y barro.
Tras volver de la situación adversa, llegó sexto. En la final largó duodécimo y cuando transitaba quinto, se desprendió un amortiguador trasero aún cuando restaban dos giros de competencia y la victoria podía haber sido para cualquiera, ya que ninguno había marcado una amplia diferencia.
Pero cómo el automovilismo otorga revanchas, en el fin de semana menos pensado por Escobar y compañía, llegaría la primera alegría del año. En la tercera fecha del campeonato (6 de junio - con pilotos invitados) clasificó segundo el sábado, en un solo giro lanzado, ya que la primera caja de cambios dijo basta. Tres cajas más se cambiaron ese mismo día. El domingo en horas tempranas, Daniel Escobar rompía otra caja más, que sumada a la que Luis rompió después en la tanda de tanques llenos, sumaban seis.
Llegó el momento de la final de titulares, Luis largó segundo, pero en el transito de la vuelta previa se rompió el embrague. Esto lo obligó a largar en movimiento. Automáticamente se le recargó cinco segundos por adelantarse en la largada, claro está que no había otra opción. Pese al recargo, Luis dejó todo en la pista y logró hacer una diferencia tranquilizante y necesaria para que al computarse el recargo, no le afectara ese trabajoso segundo puesto.
Con estos condimentos, la cuarta fecha (4 de julio) se avecinó. El sábado fue 1-2 para el equipo de Páramo, Con Ayala desde la pole y Escobar detrás a una escasa diferencia. Fue la primera ocasión en que se movió toda la actividad puntable para el domingo. En la clasificación, Escobar se metió entre los diez primeros luchando con la caja de cambios y manejando con una mano. La carrera clasificatoria la largó duodécimo y llegó sexto, pese a soportar los embates de Cavero (Charata) que le borró el lateral derecho de su auto.
La final fue para el olvido. El saladeño partió sexto y al fondo de la recta principal llegaron cuatro autos apareados, Escobar tuvo que ir por afuera, pero al intentar retomar el radio de giro, González Zund le embistió en la rueda trasera derecha, lo obligó a ingresar a boxes para enderezar la chapa que rozaba el neumático y terminó decimosexto.
La ansiedad por revertir la situación era notable. La quinta fecha (1 de agosto) fue la ocasión propicia para ello. El domingo clasificó cuarto, y en la carrera clasificatoria largó segundo y llegó segundo. Desde ese puesto largó la final, en la cual se prestaron la vanguardia en quince oportunidades con el chaqueño Piccio, en un terrible mano a mano. Escobar tenía menos motor que Piccio, y pulía las diferencias en las curvas, mientras que el chaqueño hacía lo contrario.
Sin embargo los censores fueron los que dirimieron el primer puesto, ya que por escasos milésimos el chaqueño le arrebató el primer puesto al saladeño en la sentencia. Inolvidable. Pese a ello, Escobar repetía el segundo puesto y sumaba su tercer podio en la especialidad.
Así llegó la cita número seis (5 de septiembre), la segunda ocasión con pilotos invitados de la temporada. La reñida clasificación del domingo lo depositó al quinto lugar al saladeño. En su carrera (titulares) largó quinto, rápidamente doblegó a Marano y se sumó al cuarteto de protagonistas que peleaban la punta, aunque sólo duró hasta la quinta vuelta de competencia, ya que allí apareció una falla que lo retrasó hasta el vigésimo puesto.
La porcelana de una bujía se había roto, algo insólito. El que salvó las papas, fue Daniel Escobar (invitado) que largó su final desde la posición número veinte. El menor de la dinastía no se amilanó y escaló hasta la quinta colocación en una labor más que destacable.
Por el término de dos meses, el Equipo Petrobras Saladas estuvo inactivo. Problemas dirigenciales en la A.P.A.C, fueron los detonantes de esta adversa situación, sobre todo para la gente que vive de esto, cómo los preparadores y mecánicos. Entonces, el automovilismo Zonal llegó nuevamente al Guarnieri de Resistencia con su novena fecha (7 de noviembre).
Escobar fue de la partida y afortunadamente recuperó el protagonismo. Clasificó cuarto, pese a haberse excedido en una curva. Su serie clasificatoria la vio partir segundo, y con un planteo de carrera muy cauto llegó cuarto.
La final largó en la quinta colocación, retratándose hasta el séptimo lugar en los primeros metros, para más las cubiertas comenzaron a perder grip y tuvo que manejar prácticamente al estilo rally para poder llevar sobre la cinta asfáltica a su unidad. Pero una serie de incidentes lo favorecieron para que herede el tercer puesto y no lo suelte más hasta la sentencia, en lo que fue el tercer grito de la temporada.
Finalmente, y con los inconvenientes a medio solucionar, la A.P.A.C retomó su actividad con la séptima competencia (14 de noviembre). Muy desafortunado estuvo en la clasificación Escobar, ya que problemas de carburación lo depositaron en el vigésimo cuarto puesto. Desde allí inició la contundente remontada hasta el sexto puesto, pero un recargo de cinco segundos lo retrasó al décimo puesto, ya que pasó a dos autos sin haber notado la presencia de la bandera amarilla (peligro en pista).
Desde el puesto diez abordó la final, llegando a estar sexto inclusive, pero la caja de cambios lo obligó a que manejase con una sola mano casi la totalidad de la competencia, entonces tuvo que cuidar el noveno puesto hasta el epílogo, sin poder aprovechar al máximo el ritmo de su auto.
Llegó entonces la octava y última fecha de la Monomarca Fiat 128 (5 de diciembre). El temporal se desató el sábado, Escobar giró una sola tanda bajo el agua y apareció una falla eléctrica que se solucionó recién en las últimas horas del día. El domingo, en tanques llenos ostentó el cuarto puesto, aunque lastimosamente en clasificación apareció nuevamente una falla que lo retrasó hasta el octavo puesto. Desde ese puesto, la Carrera Clasificatoria lo vio partir.
Ya en la largada se quemó una bujía y lo obligó a que vaya al box. El ingreso del Pace Car lo favoreció para que no perdiera una vuelta y pueda salir a pista, si bien último, pero sin una vuelta menos. Entonces desde el puesto veintidós comenzó la impresionante remontada hasta el cuarto puesto en tan solo ocho vueltas de competencia.
La final largó desde la quinta colocación, con el charatense Cavero a su lado (era el objetivo). Ambos llegaron apareados a la primera curva, Escobar se ganó la cuerda y Cavero fue por afuera, ningunos de los dos levantó el acelerador y el charatense se cerró sobre Escobar que lo llevó al trompo tras engancharlo en el guardabarros trasero. Las autoridades entendieron que fue una maniobra perjudicial de Escobar hacia Cavero, y por ello automáticamente el saladeño fue recargado con cinco segundos. A partir de allí, Escobar tiró toda la carne en el asador, imprimiendo un ritmo de carrera rapidísimo que le permitiera descontar ese recargo.
Finalmente el saladeño vio agitarse sobre su parabrisas la bandera a cuadros en el tercer puesto en la pista, a escasas diferencias del ganador y campeón Carlos Bru y de Ramón Orcola, pero al computarse en el tiempo ese recargo, Escobar quedó quinto en las estadísticas.
Toda esta producción en la Monomarca Fiat 128, le significó el sexto puesto del campeonato de pilotos a Luis Escobar, entre un total de cuarenta y nueve volantes de toda la región. A esta altura del año, lo único que sobró son agradecimientos: A todas las empresas que hicieron posible otra temporada de automovilismo, a todos los medios de comunicación de Saladas y localidades vecinas que durante la temporada difundieron el material informativo, a todas las familias del Equipo Petrobras Saladas y al público en general.
Germán Miguel – Prensa Equipo Petrobras Saladas.