Jack Dorsey está celebrando el quinto cumpleaños de Twitter contando cómo fue el nacimiento del servicio que hoy usan más de 200 millones de personas. Tuit a tuit relata el intercambio de mensajes con BizStone para dar forma a un sencillo sistema de mensajería instantánea. Desde la definición a los primeros mensajes o el debate por el nombre que querían darle a su invento. Al principio se llamaba TWTTR, sin ninguna vocal, y estaba pensado para usarse solo con mensajes SMS desde el móvil. De ahí surge la limitación de los 140 caracteres. El proceso empezó el 8 de marzo, el 13 se lanzó el primer mensaje.
No era el primer proyecto de Jack Dorsey. Creó Odeo, un servicio para albergar contenidos en audio en la red. En su momento fue un complemento popular para aquellos bloggers que querían subir sus canciones y programas de radio en el blog. Su uso era muy parecido al de YouTube. El usuario subía un archivo al servicio y este le devolvía un código con la dirección y la posibilidad de encajar el contenido en otra página, sin tener que hospedarlo en el servidor en que se tiene el blog.
Twitter quería ser un sistema de envío de mensajes a un grupo de amigos. Los que hoy entendemos como 'followers' (seguidores). De hecho, la pregunta inicial era "¿Qué estás haciendo?", hace un año se cambió a "¿Qué está pasando?". Esta mutación se puede interpretar como un cambio hacia el exterior, como la constatación de que Twitter dejaba de ser un medio minimalista, interpersonal, para pasar a dirigirse a un lector indeterminado al otro lado del ordenador o el móvil.
Así es cómo empezó, sin embargo, el creador del servicio considera como primer mensaje el enviado el 21 de marzo. "Invitando a mis compañeros", decía. (http://twitter.com/#!/jack/status/29)
Desde entonces la popularización ha sido creciente. No solo por los múltiples usos que se han dado y los servicios que han crecido a su alrededor, sino también por la cantidad de programas creados para gestionar el flujo de la información, publicar contenido y filtrar lo que interesa a cada usuario. Así, surgieron Twitpic o Yfrog , dos webs que albergan fotos que se añaden a los mensajes. Los acortadores de direcciones web también han aparecido para cubrir la necesidad de aprovechar la limitación de 140 caracteres. Su cometido consiste en dar la mayor cantidad de contenido en el menor espacio posible.
La polémica que acompaña ahora a Twitter surgió a mediados de febrero, cuando dos de los servicios más populares para publicar en Twitter (UberTwitter y Twitdroyd) fueron bloqueados. Se les acusó de violar los términos de privacidad de la red social y añadieron que era algo normal, que sucedía con un centenar de aplicaciones externas.
Durante su visita al diario EL PAÍS, Laura I. Gómez, responsable de internacionalización de Twitter, prefirió no contestar sobre esta medida pero añadió un mensaje: recomendaba usar las aplicaciones creadas por ellos mismos, por Twitter.
Este mensaje se ratificó el pasado viernes en la lista de correo para desarrolladores. Ryan Saver se mostraba tajante: "Los desarrolladores nos han pedido que les guiemos en la creación de clientes para enviar mensajes a Twitter. Nuestra respuesta ha sido negativa. No queremos más réplicas, casi mímicas de lo que hacen los programas oficiales ya creados". Este mensaje va de la mano de un cambio en los términos de uso de la API (interfaz de programación de aplicaciones, una plataforma que permite crear nuevos programas a partir de los mensajes publicados en Twitter).
La contradicción, a ojos de los desarrolladores es manifiesta. Si Twitter creció tanto gracias a su apertura y facilidad para crear servicios externos, ¿por qué ahora lo rechaza? De hecho, la que hoy es la aplicación oficial para iPhone e iPad, inicialmente era una más de las muchas de la AppStore. Se llamaba Tweetie, costaba casi tres euros, y era una de las más descargadas. Twitter la compró y desde el 9 de abril de 2010 es gratis y oficialmente la manera de mandar mensajes desde los aparatos móviles de Apple.
La respuesta no es tan clara, pero sí se intuye. La llegada de publicidad a Twitter no puede dejar la puerta abierta a anuncios sin pasar por su control.
FUENTE: Diario El País – (www.elpais.com)
Twitter quería ser un sistema de envío de mensajes a un grupo de amigos. Los que hoy entendemos como 'followers' (seguidores). De hecho, la pregunta inicial era "¿Qué estás haciendo?", hace un año se cambió a "¿Qué está pasando?". Esta mutación se puede interpretar como un cambio hacia el exterior, como la constatación de que Twitter dejaba de ser un medio minimalista, interpersonal, para pasar a dirigirse a un lector indeterminado al otro lado del ordenador o el móvil.
Así es cómo empezó, sin embargo, el creador del servicio considera como primer mensaje el enviado el 21 de marzo. "Invitando a mis compañeros", decía. (http://twitter.com/#!/jack/status/29)
Desde entonces la popularización ha sido creciente. No solo por los múltiples usos que se han dado y los servicios que han crecido a su alrededor, sino también por la cantidad de programas creados para gestionar el flujo de la información, publicar contenido y filtrar lo que interesa a cada usuario. Así, surgieron Twitpic o Yfrog , dos webs que albergan fotos que se añaden a los mensajes. Los acortadores de direcciones web también han aparecido para cubrir la necesidad de aprovechar la limitación de 140 caracteres. Su cometido consiste en dar la mayor cantidad de contenido en el menor espacio posible.
La polémica que acompaña ahora a Twitter surgió a mediados de febrero, cuando dos de los servicios más populares para publicar en Twitter (UberTwitter y Twitdroyd) fueron bloqueados. Se les acusó de violar los términos de privacidad de la red social y añadieron que era algo normal, que sucedía con un centenar de aplicaciones externas.
Durante su visita al diario EL PAÍS, Laura I. Gómez, responsable de internacionalización de Twitter, prefirió no contestar sobre esta medida pero añadió un mensaje: recomendaba usar las aplicaciones creadas por ellos mismos, por Twitter.
Este mensaje se ratificó el pasado viernes en la lista de correo para desarrolladores. Ryan Saver se mostraba tajante: "Los desarrolladores nos han pedido que les guiemos en la creación de clientes para enviar mensajes a Twitter. Nuestra respuesta ha sido negativa. No queremos más réplicas, casi mímicas de lo que hacen los programas oficiales ya creados". Este mensaje va de la mano de un cambio en los términos de uso de la API (interfaz de programación de aplicaciones, una plataforma que permite crear nuevos programas a partir de los mensajes publicados en Twitter).
La contradicción, a ojos de los desarrolladores es manifiesta. Si Twitter creció tanto gracias a su apertura y facilidad para crear servicios externos, ¿por qué ahora lo rechaza? De hecho, la que hoy es la aplicación oficial para iPhone e iPad, inicialmente era una más de las muchas de la AppStore. Se llamaba Tweetie, costaba casi tres euros, y era una de las más descargadas. Twitter la compró y desde el 9 de abril de 2010 es gratis y oficialmente la manera de mandar mensajes desde los aparatos móviles de Apple.
La respuesta no es tan clara, pero sí se intuye. La llegada de publicidad a Twitter no puede dejar la puerta abierta a anuncios sin pasar por su control.
FUENTE: Diario El País – (www.elpais.com)