Además esta conducta en la alimentación es un gran factor de riesgo cardíaco y cerebrovascular, que afecta a más del 30% de la población, por lo que los médicos recomendaron cambiar los hábitos alimenticios.
Estudios de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA) determinaron que "entre el 29,7% y el 39,8% de la población adulta padece hipertensión".
En tanto, la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENNYS), realizada por el Ministerio de Salud en 2005 y 2009 determinó una prevalencia superior al 34%, en la población argentina.
Esta prevalencia se reduce a un 25,5% entre los integrantes de las comunidades aborígenes rurales, según estudios dirigidos por Roberto Ingaramo, actual vicepresidente 1º de la SAHA.
En esas comunidades, las pautas alimentarias son totalmente diferentes de las de la población urbana, dijo Ingaramo, quien sostuvo que ese es "un dato más que corrobora la influencia de la cultura alimentaria en la epidemiología hipertensiva".
La hipertensión arterial (HTA) también es uno de los factores de riesgo de insuficiencia renal y, según hoy también se sabe, puede causar trastornos del sueño o deterioro cognitivo prematuro.
Ante este panorama, los médicos recomendaron a la población que se controle periódicamente la presión arterial, conozca sus valores habituales, ya que es una epidemia silenciosa, que muchas veces produce daños en la salud, sin que la persona los perciba.
Si la persona es diagnosticada como hipertensa, o tiene valores cercanos a los límites superiores y si tiene otros factores de riesgo como obesidad, debe asumir los cambios de hábitos en la alimentación, que son de suma importancia para su salud futura.
Para los médicos es fundamental modificar los hábitos de vida, que incluye bajar el consumo de sal, ya que "difícilmente los tratamientos farmacológicos -que el médico puede prescribir o no-logren un buen control de la presión".
Gabriel Waisman, jefe del servicio de Clínica Médica y de la sección Hipertensión del Hospital Italiano de Buenos Aires, señaló que “uno aprende desde pequeño a vivir en un mundo `sal-dependiente`, pero existen no menos de veinte condimentos diferentes de la sal, que además no son perjudiciales para la salud, por lo cual comer sin sal o con menos sal no significa comer sin gusto”.
El director de Promoción y Protección de Salud, del Ministerio de Salud, Sebastián Laspiur, señaló que según cálculos basados en estadísticas internacionales, “cada gramo menos de sal que se consume diariamente por persona representaría 20 mil eventos cardio y cerebrovasculares menos al año”.
Otro cálculo revela que se puede lograr una reducción del consumo de sal aún mayor que esa -1,5g- sin que el cambio sea percibido gustativamente.
En tanto, el director del Centro de Investigaciones Cardiovasculares del Sanatorio Británico de Rosario y miembro de la SAHA, Daniel Piskorz, recomendó "no consumir alimentos preprocesados (ya que tienen sodio), cocinar sin sal y limitar la cantidad de sal que se use en la mesa”.
En cambio, los médicos recomendaron comer alimentos realmente naturales y sin procesamiento, como frutas, verduras, carnes magras preparadas en casa, ya que hay muy pocos que estén contraindicados para el paciente hipertenso.
No obstante, los especialistas reconocen que no es fácil para las personas tomar la decisión de comer de manera sana en medio de una cultura donde se vive cada vez más aceleradamente y a veces no hay tiempo para elaborar alimentos caseros y se recurre a los enlatados.
Ante este panorama, en el 18º Congreso Argentino de Hipertensión Arterial, organizado por la SAHA, desde mañana hasta el sábado, se abordarán las estrategias para la reducción del consumo de sal, entre otros temas.
Además de especialistas argentinos, de este encuentro participarán importantes invitados extranjeros, como el estadounidense Gerald Reaven, que definió los parámetros del síndrome metabólico, un factor de riesgo cardiovascular íntimamente relacionado con la hipertensión.
También estará presente el argentino Oscar Carretero, uno de los investigadores de la Escuela de Mendoza, descubridores de mecanismos clave en la regulación de la presión arterial.
En tanto, Henry Black, de la Universidad de Nueva York, expondrá sobre la importancia de las guías médicas para el control de la HTA y dará la conferencia de cierre referida a la hipertensión en los adultos mayores.
En tanto, la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENNYS), realizada por el Ministerio de Salud en 2005 y 2009 determinó una prevalencia superior al 34%, en la población argentina.
Esta prevalencia se reduce a un 25,5% entre los integrantes de las comunidades aborígenes rurales, según estudios dirigidos por Roberto Ingaramo, actual vicepresidente 1º de la SAHA.
En esas comunidades, las pautas alimentarias son totalmente diferentes de las de la población urbana, dijo Ingaramo, quien sostuvo que ese es "un dato más que corrobora la influencia de la cultura alimentaria en la epidemiología hipertensiva".
La hipertensión arterial (HTA) también es uno de los factores de riesgo de insuficiencia renal y, según hoy también se sabe, puede causar trastornos del sueño o deterioro cognitivo prematuro.
Ante este panorama, los médicos recomendaron a la población que se controle periódicamente la presión arterial, conozca sus valores habituales, ya que es una epidemia silenciosa, que muchas veces produce daños en la salud, sin que la persona los perciba.
Si la persona es diagnosticada como hipertensa, o tiene valores cercanos a los límites superiores y si tiene otros factores de riesgo como obesidad, debe asumir los cambios de hábitos en la alimentación, que son de suma importancia para su salud futura.
Para los médicos es fundamental modificar los hábitos de vida, que incluye bajar el consumo de sal, ya que "difícilmente los tratamientos farmacológicos -que el médico puede prescribir o no-logren un buen control de la presión".
Gabriel Waisman, jefe del servicio de Clínica Médica y de la sección Hipertensión del Hospital Italiano de Buenos Aires, señaló que “uno aprende desde pequeño a vivir en un mundo `sal-dependiente`, pero existen no menos de veinte condimentos diferentes de la sal, que además no son perjudiciales para la salud, por lo cual comer sin sal o con menos sal no significa comer sin gusto”.
El director de Promoción y Protección de Salud, del Ministerio de Salud, Sebastián Laspiur, señaló que según cálculos basados en estadísticas internacionales, “cada gramo menos de sal que se consume diariamente por persona representaría 20 mil eventos cardio y cerebrovasculares menos al año”.
Otro cálculo revela que se puede lograr una reducción del consumo de sal aún mayor que esa -1,5g- sin que el cambio sea percibido gustativamente.
En tanto, el director del Centro de Investigaciones Cardiovasculares del Sanatorio Británico de Rosario y miembro de la SAHA, Daniel Piskorz, recomendó "no consumir alimentos preprocesados (ya que tienen sodio), cocinar sin sal y limitar la cantidad de sal que se use en la mesa”.
En cambio, los médicos recomendaron comer alimentos realmente naturales y sin procesamiento, como frutas, verduras, carnes magras preparadas en casa, ya que hay muy pocos que estén contraindicados para el paciente hipertenso.
No obstante, los especialistas reconocen que no es fácil para las personas tomar la decisión de comer de manera sana en medio de una cultura donde se vive cada vez más aceleradamente y a veces no hay tiempo para elaborar alimentos caseros y se recurre a los enlatados.
Ante este panorama, en el 18º Congreso Argentino de Hipertensión Arterial, organizado por la SAHA, desde mañana hasta el sábado, se abordarán las estrategias para la reducción del consumo de sal, entre otros temas.
Además de especialistas argentinos, de este encuentro participarán importantes invitados extranjeros, como el estadounidense Gerald Reaven, que definió los parámetros del síndrome metabólico, un factor de riesgo cardiovascular íntimamente relacionado con la hipertensión.
También estará presente el argentino Oscar Carretero, uno de los investigadores de la Escuela de Mendoza, descubridores de mecanismos clave en la regulación de la presión arterial.
En tanto, Henry Black, de la Universidad de Nueva York, expondrá sobre la importancia de las guías médicas para el control de la HTA y dará la conferencia de cierre referida a la hipertensión en los adultos mayores.