Un joven de 17 años fue degollado y apuñalado por dos vecinos

El adolescente sufrió varios puntazos y un profundo corte en el cuello frente a un kiosco, cercano a su casa, al que había ido a comprar acompañado de su tío. Los autores son dos hermanos ya detenidos. A modo de venganza quemaron la vivienda de los homicidas.
Un incidente callejero generado entre vecinos del barrio San Antonio Este de la ciudad de Corrientes tuvo ayer un capítulo sangriento, con el saldo de un adolescente asesinado de múltiples puñaladas y actos de venganza que finalizaron con un par de viviendas destrozadas.

La víctima fatal, identificada como Raúl Alberto Galarza, de 17 años, sufrió un profundo corte en el cuello y varios puntazos que le causaron la muerte en el acto. “Le abrieron el abdomen y lo degollaron”, indicó una fuente policial.

Policías encargados de la pesquisa apresaron a uno de los supuestos homicidas, José Luis Lugo, alias “Pichili”, de 30 años. En tanto, su hermano, Jorge Antonio Lugo, conocido con el mote de “Orejita”, había fugado y al cierre de esta edición su captura era muy probable. Además, un muchacho de 16 años apodado como “Piojito” fue demorado ante presunciones de participar en el crimen, aunque su familia niega los cargos.

De acuerdo al testimonio de testigos, supuestamente “desde hace algunas semanas había problemas” de convivencia entre gente de la barriada con el grupo conformado por los hermanos Lugo y sus amigos que no son oriundos de la zona.

A la 1:30, “Orejita” y “Pichili” fueron hasta un kiosco de la esquina de calles Cruz de los Milagros al 4.100 y Tafí del Valle. Según investiga la Policía, los acompañó el chico de 16 años. Allí habrían mantenido un entredicho con la víctima que fue a comprar bebidas en compañía de un tío, con quien estaba junto a un tronco que sirve de asiento.

El adolescente ultimado recibió múltiples puñaladas hasta caer sobre la calle de tierra. A su alrededor se produjeron corridas y enfrentamientos. “Fue un desastre”, dijo un habitante de la cuadra.

Luego de cometer el crimen, ambos hermanos y un tercer sujeto escaparon hacia su casa, situada a dos cuadras. Después uno de ellos, “Orejita”, huyó de la zona en un carro cuando un gran número de personas lo buscaba con intenciones de lincharlo.

Tanto “Pichili” como el adolescente de 16 años fueron demorados por efectivos de la comisaría Decimotercera, que contaron con el apoyo de la Dirección de Investigación Criminal, del Grupo Táctico de Operaciones y de un buen número de efectivos de otras dependencias desplegados para evitar mayores confrontaciones en medio de un clima de “guerra”.

Durante el resto de la madrugada la Policía hizo diversos procedimientos en procura de capturar al principal acusado. Lo rastrearon por los barrios Esperanza y Río Paraná, donde tendría algunos parientes.

Trascendió que “Orejita” cuenta con antecedentes delictivos, estuvo varias veces detenido y tiene fama de ser pendenciero. Además de estos dos hermanos hay un tercero que se encuentra en una cárcel condenado por homicida.

“Vinieron al barrio para hacer problemas. Toman, se drogan y salen a robar”, añadió una vecina.
Familiares de Galarza dialogaron brevemente con este diario y negaron que entre el muchacho y los asesinos hayan ocurrido viejas rencillas.

Descontrol

En venganza por el homicidio, vecinos y amigos del adolescente asesinado quemaron y saquearon la casa de los hermanos Lugo, donde además de los hombres vivían la mujer de uno de ellos y sus hijos menores.

“Los Lugo no son de este barrio. Acá todos saben que andaban en cosas raras y tenían problemas con la gente”, adujo un vecino “de toda la vida”.

También la vivienda del adolescente de alias “Piojito” fue el blanco de la embestida de una horda descontrolada. “Vinieron a destruir mi casa. A mí me golpearon, nos tiraron cascotes y tuvimos que correr”, dijo la madre del menor. “Mi hijo no tuvo nada que ver. La Policía vino hasta acá y se lo llevó detenido pero él es inocente”, agregó.

Ante este panorama el denominado grupo “Furtivo” de la Policía tenía a su cargo la protección de la familia del jovencito, su vivienda semidestrozada y los restos de la propiedad de los hermanos homicidas.

La madre de los hombres acusados del crimen debió abandonar otra vivienda cercana a la que no quemaron por muy poco.

Fuente. www.diarioepoca.com