La Presidenta reclamó ante el Comité de Descolonización que Gran Bretaña dialogue. Y cuestionó el plebiscito en las islas. "A nosotros no nos van a encontrar en Irak ni en Afganistán".
Enviados especiales
Cristina, al exponer ante el Comité, se convirtió en la primera jefa de Estado de la Argentina que se hace presente en esta instancia de Naciones Unidas.
Indicó que la solución al conflicto de Malvinas es “un desafío” a “todos los países” y llamó a “dejar atrás esta historia de colonialismo anacrónico y construir una nueva historia en base al diálogo”.
Asimismo, se preguntó “si alguien puede, en el mundo contemporáneo, negarse a dialogar y luego querer convertirse en adalid de los derechos humanos de las libertades del mundo civilizado, occidental y cristiano”.
Cristina estuvo acompañada por una amplia delegación, que integraron los gobernadores de Entre Ríos, Sergio Urribarri, de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos, y de Santiago del Estero, Gerardo Zamora.
También estuvieron presentes en el Comité acompañando a la jefa del Estado los ministros de Planificación Federal, Julio de Vido; de Economía, Hernán Lorenzino; y de Industria, Débora Giorgi.
Entre los legisladores que integraron la comitiva se contaban, entre otros, el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez; y los titulares de las bancadas oficialistas del Senado y la Cámara baja, Miguel Pichetto y Agustín Rossi, respectivamente.
También lo hicieron el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Daniel Filmus; y los diputados Martín Sabbatella (Nuevo Encuentro), Claudio Lozano (FAP), Felipe Solá (Unión Peronista) y Alfredo Atanasof (Frente Peronista), y el senador nacional Samuel Cabanchik (Proyecto Buenos Aires Federal)
La Presidenta, en el transcurso de su discurso, develó el contenido de documentos secretos de Cancillería donde se da cuenta que el Reino Unido reconoce un litigio por la soberanía de Malvinas.
Se trata de documentos del año 1974 -durante la tercera presidencia de Juan Domingo Perón-, en los cuales el Reino Unido propuso la creación de un condominio en Malvinas.
Durante ese año, según reveló la Presidenta, nuestro país e Inglaterra intercambiaron propuestas para un acuerdo, que incluían banderas, moneda y documentación conjunta para una administración compartida de las islas, lo que implica el reconocimiento de “que hay una cuestión litigiosa en materia de soberanía”.
Cristina reiteró que la Argentina “está abierta a la negociación”, que posibilitaría “que ambos países destraben muchas cosas, y permitirá asociaciones beneficiosas para el conjunto de América del Sur y para el Mundo”.
“Detenernos en las Malvinas sólo como cuestión bilateral territorial de soberanía es achicar el caso, que es un desafío a nosotros mismos, a los organismos multilaterales, a los Gobiernos, para que sean capaces de superar los prejuicios, los ‘cliches’ de lo que ya no es, que ya no volverá a ser, porque el mundo ha cambiado y hay nuevos protagonistas”, resumió.
También indicó que las Naciones Unidas tienen distintos “estándares” para analizar las cuestiones dependiendo si “uno es miembro permanente del Consejo de Seguridad”.
“Si uno es miembro permanente del Consejo de Seguridad, puede respetar o no respetar una resolución de la ONU, pero si uno no es miembro de ese Consejo y si no respeta alguna resolución o viola los derechos humanos en países sin petróleo, no pasa nada”, sintetizó.
Cristina también hizo alusión a las 39 resoluciones favorables que obtuvo nuestro país para que se inicie el diálogo por Malvinas con Inglaterra, y rescató el hecho de que la primera de estas resoluciones se dio bajo el gobierno del radical Arturo Illia.
La jefa de Estado indicó más adelante que “no tuvimos nada que ver con esa dictadura” que generó la guerra de 1982 por las Malvinas, y destacó que por el contrario “fuimos férreos opositores y víctimas” de ese régimen.
“Sólo integramos misiones militares de paz en todo el mundo: no nos van a encontrar en Irak ni en Afganistán, y si de referéndum se trata, ¿por qué no van también a esos dos países a ver qué piensan de lo que están haciendo?”, preguntó la Presidenta.
La resolución final aprobada por el Comité reitera que la manera de poner fin a la cuestión Malvinas es “la solución pacífica y negociada de la controversia sobre soberanía”.
También lamenta que todavía no hayan comenzado a aplicarse las resoluciones de la ONU sobre la cuestión y pide a las partes que afiancen el proceso de diálogo y cooperación mediante la reanudación de las negociaciones.
La resolución fue adoptada por consenso por Chile y los países que copatrocinaron la moción del Comité, y se dejó en claro que el “único camino” para solucionar las cuestión son las “negociaciones bilaterales para que se reanuden las negociaciones efectivas”.
Antes del discurso de Cristina, tanto la Argentina como el Reino Unido fijaron sus posturas a través de la figura del peticionante, dos por cada país.
Por el Reino Unido hablaron los legisladores isleños Roger Edwards y Mike Summers. Edwards calificó de "invasión ilegal" la guerra de las Malvinas de 1982, y reconoció que "luego de esa derrota, Argentina perdió su brutal dictadura militar y ha experimentado el más largo período de democracia en su historia".
Sin embargo, aseguró que "desafortunadamente, esto no evitó que Argentina persistiera con sus intentos de negar a la gente de las islas sus derechos democráticos".
“Acepto que Argentina ha cambiado y me agrada que haya sido así”, indicó, aunque señaló que sus políticas intentan “castigar y herir a una población pequeña y pacífica de las Malvinas”, indicó.
Agregó que “el gobierno argentino dice combatir el colonialismo pero quiere quitarle a nuestra gente sus derechos, anexar nuestras islas y subyugarnos y dominarnos”.
“No hay alternativa al principio de autodeterminación”, finalizó, y se mostró confiado en que el resultado de un próximo referéndum, que se haría en las islas en 2013, expresará “los deseos de los habitantes” y que los isleños “saben lo que quieren para su futuro”. Luego del testimonio de Edwards, tomó la palabra el legislador de las islas Mike Summers, quien expresó conceptos similares.
La postura argentina fue expresada por los peticionantes Alejandro Betts, nacido en Malvinas y hoy residente en el territorio continental, y Marcelo Vernet, descendiente de quien fuera el primer gobernador argentino en el siglo XIX.
Betts manifestó que “Reino Unido utiliza la infundada excusa de la autodeterminación" de los isleños, para establecer "una poderosa base militar que sirve exclusivamente a sus intereses estratégicos de control absoluto del Atlántico Sur”.
El nacido y residente permanente de las Islas durante sus 34 primeros años de vida, comentó que allí, “cualquiera que se exprese en desacuerdo con el sistema verticalista probritánico es considerado punible de intimidación constante, discriminación y una persecución psicológica e ideológica implacable y despiadada”.
Por su parte, Marcelo Vernet pidió que se promueva “la concreción de un diálogo constructivo entre el Reino Unido y la República Argentina de conformidad con las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas”.
Marcelo Vernet es descendiente de Luis Vernet, el primer Comandante Político y Militar de las Islas Malvinas, cuando dicha comandancia fue creada por decreto del gobierno de Buenos Aires del 10 de junio de 1829.
Vernet indicó que el objetivo de este diálogo debe ser “encontrar una solución pacífica, justa y duradera de la controversia de soberanía”.
Tras recordar cómo eran las costumbres y la vida cotidiana en Malvinas antes de 1833, condenó la usurpación cometida por Inglaterra ese año.
“Imaginemos cómo hubiera continuado esta historia sin la violenta intromisión imperialista del Reino Unido, que en 1833 usurpó nuestra tierra”, subrayó.
“Señor Presidente, vengo a dar testimonio de esta historia de paz, negada por el usurpador, para contrastarla con el presente: una base militar británica en el Atlántico Sur, un enclave colonial desgajado de su natural presencia americana, una factoría con población trasplantada”, finalizó.
Cristina, al exponer ante el Comité, se convirtió en la primera jefa de Estado de la Argentina que se hace presente en esta instancia de Naciones Unidas.
Indicó que la solución al conflicto de Malvinas es “un desafío” a “todos los países” y llamó a “dejar atrás esta historia de colonialismo anacrónico y construir una nueva historia en base al diálogo”.
Asimismo, se preguntó “si alguien puede, en el mundo contemporáneo, negarse a dialogar y luego querer convertirse en adalid de los derechos humanos de las libertades del mundo civilizado, occidental y cristiano”.
Cristina estuvo acompañada por una amplia delegación, que integraron los gobernadores de Entre Ríos, Sergio Urribarri, de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos, y de Santiago del Estero, Gerardo Zamora.
También estuvieron presentes en el Comité acompañando a la jefa del Estado los ministros de Planificación Federal, Julio de Vido; de Economía, Hernán Lorenzino; y de Industria, Débora Giorgi.
Entre los legisladores que integraron la comitiva se contaban, entre otros, el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez; y los titulares de las bancadas oficialistas del Senado y la Cámara baja, Miguel Pichetto y Agustín Rossi, respectivamente.
También lo hicieron el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Daniel Filmus; y los diputados Martín Sabbatella (Nuevo Encuentro), Claudio Lozano (FAP), Felipe Solá (Unión Peronista) y Alfredo Atanasof (Frente Peronista), y el senador nacional Samuel Cabanchik (Proyecto Buenos Aires Federal)
La Presidenta, en el transcurso de su discurso, develó el contenido de documentos secretos de Cancillería donde se da cuenta que el Reino Unido reconoce un litigio por la soberanía de Malvinas.
Se trata de documentos del año 1974 -durante la tercera presidencia de Juan Domingo Perón-, en los cuales el Reino Unido propuso la creación de un condominio en Malvinas.
Durante ese año, según reveló la Presidenta, nuestro país e Inglaterra intercambiaron propuestas para un acuerdo, que incluían banderas, moneda y documentación conjunta para una administración compartida de las islas, lo que implica el reconocimiento de “que hay una cuestión litigiosa en materia de soberanía”.
Cristina reiteró que la Argentina “está abierta a la negociación”, que posibilitaría “que ambos países destraben muchas cosas, y permitirá asociaciones beneficiosas para el conjunto de América del Sur y para el Mundo”.
“Detenernos en las Malvinas sólo como cuestión bilateral territorial de soberanía es achicar el caso, que es un desafío a nosotros mismos, a los organismos multilaterales, a los Gobiernos, para que sean capaces de superar los prejuicios, los ‘cliches’ de lo que ya no es, que ya no volverá a ser, porque el mundo ha cambiado y hay nuevos protagonistas”, resumió.
También indicó que las Naciones Unidas tienen distintos “estándares” para analizar las cuestiones dependiendo si “uno es miembro permanente del Consejo de Seguridad”.
“Si uno es miembro permanente del Consejo de Seguridad, puede respetar o no respetar una resolución de la ONU, pero si uno no es miembro de ese Consejo y si no respeta alguna resolución o viola los derechos humanos en países sin petróleo, no pasa nada”, sintetizó.
Cristina también hizo alusión a las 39 resoluciones favorables que obtuvo nuestro país para que se inicie el diálogo por Malvinas con Inglaterra, y rescató el hecho de que la primera de estas resoluciones se dio bajo el gobierno del radical Arturo Illia.
La jefa de Estado indicó más adelante que “no tuvimos nada que ver con esa dictadura” que generó la guerra de 1982 por las Malvinas, y destacó que por el contrario “fuimos férreos opositores y víctimas” de ese régimen.
“Sólo integramos misiones militares de paz en todo el mundo: no nos van a encontrar en Irak ni en Afganistán, y si de referéndum se trata, ¿por qué no van también a esos dos países a ver qué piensan de lo que están haciendo?”, preguntó la Presidenta.
La resolución final aprobada por el Comité reitera que la manera de poner fin a la cuestión Malvinas es “la solución pacífica y negociada de la controversia sobre soberanía”.
También lamenta que todavía no hayan comenzado a aplicarse las resoluciones de la ONU sobre la cuestión y pide a las partes que afiancen el proceso de diálogo y cooperación mediante la reanudación de las negociaciones.
La resolución fue adoptada por consenso por Chile y los países que copatrocinaron la moción del Comité, y se dejó en claro que el “único camino” para solucionar las cuestión son las “negociaciones bilaterales para que se reanuden las negociaciones efectivas”.
Antes del discurso de Cristina, tanto la Argentina como el Reino Unido fijaron sus posturas a través de la figura del peticionante, dos por cada país.
Por el Reino Unido hablaron los legisladores isleños Roger Edwards y Mike Summers. Edwards calificó de "invasión ilegal" la guerra de las Malvinas de 1982, y reconoció que "luego de esa derrota, Argentina perdió su brutal dictadura militar y ha experimentado el más largo período de democracia en su historia".
Sin embargo, aseguró que "desafortunadamente, esto no evitó que Argentina persistiera con sus intentos de negar a la gente de las islas sus derechos democráticos".
“Acepto que Argentina ha cambiado y me agrada que haya sido así”, indicó, aunque señaló que sus políticas intentan “castigar y herir a una población pequeña y pacífica de las Malvinas”, indicó.
Agregó que “el gobierno argentino dice combatir el colonialismo pero quiere quitarle a nuestra gente sus derechos, anexar nuestras islas y subyugarnos y dominarnos”.
“No hay alternativa al principio de autodeterminación”, finalizó, y se mostró confiado en que el resultado de un próximo referéndum, que se haría en las islas en 2013, expresará “los deseos de los habitantes” y que los isleños “saben lo que quieren para su futuro”. Luego del testimonio de Edwards, tomó la palabra el legislador de las islas Mike Summers, quien expresó conceptos similares.
La postura argentina fue expresada por los peticionantes Alejandro Betts, nacido en Malvinas y hoy residente en el territorio continental, y Marcelo Vernet, descendiente de quien fuera el primer gobernador argentino en el siglo XIX.
Betts manifestó que “Reino Unido utiliza la infundada excusa de la autodeterminación" de los isleños, para establecer "una poderosa base militar que sirve exclusivamente a sus intereses estratégicos de control absoluto del Atlántico Sur”.
El nacido y residente permanente de las Islas durante sus 34 primeros años de vida, comentó que allí, “cualquiera que se exprese en desacuerdo con el sistema verticalista probritánico es considerado punible de intimidación constante, discriminación y una persecución psicológica e ideológica implacable y despiadada”.
Por su parte, Marcelo Vernet pidió que se promueva “la concreción de un diálogo constructivo entre el Reino Unido y la República Argentina de conformidad con las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas”.
Marcelo Vernet es descendiente de Luis Vernet, el primer Comandante Político y Militar de las Islas Malvinas, cuando dicha comandancia fue creada por decreto del gobierno de Buenos Aires del 10 de junio de 1829.
Vernet indicó que el objetivo de este diálogo debe ser “encontrar una solución pacífica, justa y duradera de la controversia de soberanía”.
Tras recordar cómo eran las costumbres y la vida cotidiana en Malvinas antes de 1833, condenó la usurpación cometida por Inglaterra ese año.
“Imaginemos cómo hubiera continuado esta historia sin la violenta intromisión imperialista del Reino Unido, que en 1833 usurpó nuestra tierra”, subrayó.
“Señor Presidente, vengo a dar testimonio de esta historia de paz, negada por el usurpador, para contrastarla con el presente: una base militar británica en el Atlántico Sur, un enclave colonial desgajado de su natural presencia americana, una factoría con población trasplantada”, finalizó.