Los investigadores del homicidio piensan que el joven tenía pensando hacer lo que hizo desde julio pasado y que hasta incluso había cavado un pozo donde tenia previsto enterrar el cuerpo. El asesino, de 12 años, primero dijo que a la víctima, de 14, la había atacado un encapuchado, pero luego confesó la autoría del crimen.
Los investigadores del homicidio de un alumno de un colegio correntino que fue degollado por un compañero de clase, creen que el chico que lo atacó planificó el crimen desde julio pasado y que hasta incluso había cavado un pozo donde tenía previsto enterrar el cuerpo. El fiscal de la causa, Eugenio Balbastro, aseguró este lunes que "para preservar su seguridad y su salud mental, el chico está internado en el hospital público local" y será "sometido a una serie de estudios psicológicos y psiquiátricos y, luego de obtener un diagnóstico, seguirá los tratamientos que correspondan", dijo. Balbastro explicó que el chico acusado "es sumamente inteligente, con una rápida respuesta y muy despierto. Tenía muy buenas notas en el colegio e incluso había sido abanderado hace poco y no presentaba síntomas de violencia extrema". En tanto, Anselmo Esteche, padre del niño asesinado, reclamó hoy a la justicia que haga cumplir la condena al chico que cometió el crimen y que que no se lo entreguen a sus padres. "Quiero que se haga justicia y no quede en manos de sus padres. Este chico tiene que cumplir su condena porque a mi hijo lo asesinó, le quitó su vida, nos destrozó la familia", dijo. Fuentes policiales dijeron que el chico de 12 años que fue detenido tras el hallazgo del cuerpo le contó a los investigadores que le cortó el cuello a Agustín Esteche, de 13 años, porque lo molestaba en clase, que pensaba en atacarlo desde julio y que para eso armó premeditadamente la escena para cometer el hecho. En el relato ante la policía, que luego deberá repetir ante la Justicia, el chico agregó que atacó a su compañero de clase desde atrás y que llegó incluso a cavar un pozo donde tenía previsto enterrar su cuerpo. Ambos concurrían a la escuela Juan Bautista Alberdi, de la ciudad de Ituzaingó, ubicada a 250 kilómetros al norte de la capital provincial. Según manifestaron los docentes y autoridades del colegio a la policía, ninguno de los dos tenía antecedentes de conductas violentas y eran muy bueno alumnos. "Nada hacía presumir una actitud así de parte de uno de ellos", declaró uno de los maestros a la policía, "porque salvo las situaciones comunes en todo preadolescente y que se dan en todo colegio, no había habido señales de que algo así podía ocurrir entre ellos". Los niños se habían conocido este año, ya que Esteche repetía el séptimo año y su agresor había ingresado este año a ese curso. El chico ahora detenido vivía en una casa junto a su padre y su madre, aunque la mayor parte del tiempo estaba solo o con sus abuelos, quienes viven en la parte del frente de la vivienda. El hecho ocurrió el viernes pasado en la casa del ahora apresado, quien relató en un principio a los investigadores que estaba con Esteche jugando en la computadora y preparando un trabajo que les habían solicitado en el colegio como tarea, cuando escucharon ruidos en el fondo y salieron a ver que sucedía. En ese momento, dijo el niño, vieron como un hombre corpulento encapuchado, saltaba el muro y atacó a Esteche con un cuchillo, ante lo cual él corrió a pedir ayuda mientras el agresor escapaba. Los investigadores sospecharon desde el comienzo que algo en la versión brindada por el chico no coincidía con lo que realmente había ocurrido. Ni bien conocido el hecho, efectivos de Gendarmería montaron un operativo cerrojo en la zona para tratar de hallar al asesino, pero cuando la Policía Científica comenzó a realizar peritajes sobre el lugar, advirtieron que había cosas que no encajaban. Fue así como interrogaron al chico que sorprendentemente comenzó a relatar con detalles todo lo ocurrido y cómo había planeado el crimen desde el mes de julio porque estaba "cansado" de las bromas de Esteche. El niño contó que aprovechó que estaba solo en su casa para citar a su compañero a hacer allí la tarea y que cuando salieron al patio lo tomó desprevenido y le cortó el cuello, tras lo cual salió a pedir ayuda mientras Esteche se desangraba en el suelo. Además, contó que había cavado un pozo en un lugar del patio con la intención de enterrar el cuerpo, ya que en principio su intención era decir que su compañero se había ido de la casa y que no sabía nada de él. Pero al tratar el herido de llegar hasta la puerta de calle, dejando un vasto rastro de sangre, decidió cambiar la versión por la del ataque de una tercera persona. Fue precisamente el rastro de sangre y el pozo lo que llamó la atención de los investigadores y lo que les hizo pensar que las cosas no habían ocurrido como el niño de 12 años decía. Hoy, con la ayuda de psicólogos y especialistas, los docentes de la escuela Juan Bautista Alberdi intentaban contener la conmoción que el hecho causó en el establecimiento, donde ambos eran considerados buenos alumnos y buenos compañeros.