El primer pontífice argentino. Hoy viernes se cumple el segundo año del pontificado del primer Papa argentino, Jorge Mario Bergoglio que le dio nueva vida y dinamismo a la iglesia.
Este viernes hace dos años, el argentino Jorge Mario Bergoglio se hizo Francisco, Papa universal elegido por el Cónclave en la Capilla Sixtina. Su revolución evangélica, su adhesión radical al Evangelio que ha hecho crecer en forma extraordinaria la cercanía de la Iglesia con la gente en la frontera de la misericordia, con un lenguaje a veces fuerte en el combate contra la exclusión social, la desigualdad, la marginalidad en todos los niveles, el descarte de los débiles pobres y sufrientes, componen un "mensaje incomodo" como afirma el obispo Giancarlo Bregantini, muy vecino a Bergoglio, que fastidia y mueve al rencor a muchos sectores conservadores.
Francisco ha limpiado la Iglesia, ha cumplido lo que dijo unos dias antes de entrar en el Cónclave a los cardenales electores, convenciéndolos que era él el hombre del destino de una Iglesia sacudida por la renuncia del Papa Benedicto XVI, los escándalos de la Curia Romana, los robos en el IOR, el banco pontificio y las peleas internas en el gobierno central de la Iglesia que decidieron a Joseph Ratzinger a dimitir, un gesto que se reveló extraordinario y cambió la historia de la Iglesia.
En aquel encuentro precónclve en el Vaticano en el que los purpurados debían decir lo que pensaban de una Iglesia fuertemente desprestigiada también por la cadena sinfin de los casos de abusos sexuales del clero y la "cultura" dominante de las jerarquías de tapar los escándalos y postergar a las víctimas, Bergoglio denunció el "narcisismo teológico" reinante, la enfermedad muy grave que sufría la iglesia porque cada día se encerraba más en sí misma. Jorge, arzobispo de Buenos Aires, dijo que había que salir a las periferias geográficas y existenciales, acompañar a los marginados, redescubrir la vocación por la misericordia y el perdón.
Esta es la esencia del programa de pontificado que ha cumpido Francisco y que ha sido estampado en el documento más importante de su gobierno: "La alegría del Evangelio", conocido a finales de 2013.
El mensaje continuo del Papa argentino ha sido recibido con entusiasmo por el pueblo católico en el mundo. Un estilo directo, campechano, sincero con la gente un empeño en favor de los pobres, resumidos en una frase que retrata el crecimiento impresionante de las injusticias sociales, como muestran todos los datos: "Esta economía mata".
Como no podía ser de otra manera, los cambios radicales de Francisco en la envejecida estructura de la Iglesia debían generar reacciones. En la Curia Católica, la reforma avanza con lentitud y es seguro que no se aprobará una nueva Constitución hasta 2016. La resistencia es muy grande y las peleas internas prosiguen.
El Papa argentino está promoviendo una revolución en el Colegio de Cardenales, dando prioridad a la "periferica" de purpurados electores del Tercer Mundo y congelando los nombramientos en Estados Unidos y en Europa. Otros dos consistorios con nuevos cardenales bergoglianos y una de las más importantes instituciones de la Iglesia habrá completado un cambio histórico irreversible.
Francisco dijo que el mundo vive hoy la pesadilla de "una tercera guerra mundial por partes" y tiene una presencia vital en una realidad internacional amenazada por al menos una docena de conflictos que pueden escalar a guerras de nivel desestabilizador para la paz mundial. Su mediación entre Cuba y Estados Unidos, su iniciativa exitosa para evitar que Siria fuera bombardeada por Estados Unidos, el encuentro en Vaticano con los presidentes de Israel y Palestina, serán seguidos por la mediacion de hecho que el Papa está poniendo en práctica para evitar una guerra catastrófica entre Ucrania y Rusia que arrastraría a EEUU y Europa Occidental.
En el plano interno de la Iglesia, una cita dramática está agitando a las jerarquías, los cuadros intermedios y a los propios fieles. Como en la reforma de la Curia Romana, también se escuchan opiniones que critican la lentitud de los cambios pastorales que se esperaban en algunos temas cruciales, en particular los relacionados con la familia.
El primer Sinodo Mundial de Obispos sobre estas cuestiones, realizado en octubre pasado, ha aumentado la ansiedad y los enfrentamientos, aunque el Papa argentino puede decir con orgullo que por primera vez la discusión ha sido abierta de par en par a todas las opiniones.
El problema más difícil es el carácter exasperado de las discusiones en torno al problema de los católicos casados, divorciados y vueltos a casar por el civil. La indisolubilidad del matrimonio es de derecho divino. Lo dijo Cristo y nadie, ni en Papa, puede cambiar el dogma. Francisco ha dicho que defenderá el principio de la indisolubilidad, pero sus adversarios conservadores, algunos de muy muy alto nivel, sostienen que se busca una vía de escape para establecer que tras un camino penitencial, los castigados con la prohibición de acceder a una parte de los sacramentos , puedan volver a confesarse y a comulgar, con una participación plena en la vida de la Iglesia.
La cuestión se hace muy ríspida por la posición de la Iglesia alemana. El cardenal de Munich, Reinhard Marx, que es presidente de la Conferencia Episcopal y miembros del Consejo de los nueve cardenales que ayuda al pontífice en el gobierno de la Iglesia universal, anuncia la línea dura en favor del cambio.
El Marx de la Iglesia está a favor de la posición del cardenal teólogo Walter Kasper,vecino al Papa, que es quién ha desarrollado más la tesis del camino penitencial. "No somos una filial de Roma que debe obedecer al Sinodo", afirma lapidario Reinhard Marx. Cada conferencia episcopal es responsable por la pastoral dentro de su esfera cultural y tiene el debe peculiar de anunciar el Evangelio".
Marx reveló que la gran mayoría de los obispos alemanes están a favor de las tesis progresistas de Kasper y el propio Papa, enardeciendo la bronca conservadora. El cardenal germano Paul Josef Cordenes protesta. También el guardian de la ortodoxia, "ministro" del Papa, cardenal Gerhard Mueller, está contra ningún cambio en el tema de los divorciados.
El cardenal Marx explicó que en Alemania los fieles esperan resultados "concretos e importantes" del Sínodo. En Alemania, una encuesta señaló que solo el 16,2% de los católicos cree en el Dios de la concepción dogmática.
La pelea ha llegado a tales niveles que un grupo de conservadores dijo que "por un puñado de hostias a los divorciados, la iglesia alemana va hacia el cisma". Si esto ocurriera sería gravísimo y el Papa argentino deberá emplear ahora muchos esfuerzos para impedir que el Sínodo de la Familia de octubre próximo mortifique todo su esfuerzo personal en favor de la revolución evangélica que está llevando adelante.
Clarín
Francisco ha limpiado la Iglesia, ha cumplido lo que dijo unos dias antes de entrar en el Cónclave a los cardenales electores, convenciéndolos que era él el hombre del destino de una Iglesia sacudida por la renuncia del Papa Benedicto XVI, los escándalos de la Curia Romana, los robos en el IOR, el banco pontificio y las peleas internas en el gobierno central de la Iglesia que decidieron a Joseph Ratzinger a dimitir, un gesto que se reveló extraordinario y cambió la historia de la Iglesia.
En aquel encuentro precónclve en el Vaticano en el que los purpurados debían decir lo que pensaban de una Iglesia fuertemente desprestigiada también por la cadena sinfin de los casos de abusos sexuales del clero y la "cultura" dominante de las jerarquías de tapar los escándalos y postergar a las víctimas, Bergoglio denunció el "narcisismo teológico" reinante, la enfermedad muy grave que sufría la iglesia porque cada día se encerraba más en sí misma. Jorge, arzobispo de Buenos Aires, dijo que había que salir a las periferias geográficas y existenciales, acompañar a los marginados, redescubrir la vocación por la misericordia y el perdón.
Esta es la esencia del programa de pontificado que ha cumpido Francisco y que ha sido estampado en el documento más importante de su gobierno: "La alegría del Evangelio", conocido a finales de 2013.
El mensaje continuo del Papa argentino ha sido recibido con entusiasmo por el pueblo católico en el mundo. Un estilo directo, campechano, sincero con la gente un empeño en favor de los pobres, resumidos en una frase que retrata el crecimiento impresionante de las injusticias sociales, como muestran todos los datos: "Esta economía mata".
Como no podía ser de otra manera, los cambios radicales de Francisco en la envejecida estructura de la Iglesia debían generar reacciones. En la Curia Católica, la reforma avanza con lentitud y es seguro que no se aprobará una nueva Constitución hasta 2016. La resistencia es muy grande y las peleas internas prosiguen.
El Papa argentino está promoviendo una revolución en el Colegio de Cardenales, dando prioridad a la "periferica" de purpurados electores del Tercer Mundo y congelando los nombramientos en Estados Unidos y en Europa. Otros dos consistorios con nuevos cardenales bergoglianos y una de las más importantes instituciones de la Iglesia habrá completado un cambio histórico irreversible.
Francisco dijo que el mundo vive hoy la pesadilla de "una tercera guerra mundial por partes" y tiene una presencia vital en una realidad internacional amenazada por al menos una docena de conflictos que pueden escalar a guerras de nivel desestabilizador para la paz mundial. Su mediación entre Cuba y Estados Unidos, su iniciativa exitosa para evitar que Siria fuera bombardeada por Estados Unidos, el encuentro en Vaticano con los presidentes de Israel y Palestina, serán seguidos por la mediacion de hecho que el Papa está poniendo en práctica para evitar una guerra catastrófica entre Ucrania y Rusia que arrastraría a EEUU y Europa Occidental.
En el plano interno de la Iglesia, una cita dramática está agitando a las jerarquías, los cuadros intermedios y a los propios fieles. Como en la reforma de la Curia Romana, también se escuchan opiniones que critican la lentitud de los cambios pastorales que se esperaban en algunos temas cruciales, en particular los relacionados con la familia.
El primer Sinodo Mundial de Obispos sobre estas cuestiones, realizado en octubre pasado, ha aumentado la ansiedad y los enfrentamientos, aunque el Papa argentino puede decir con orgullo que por primera vez la discusión ha sido abierta de par en par a todas las opiniones.
El problema más difícil es el carácter exasperado de las discusiones en torno al problema de los católicos casados, divorciados y vueltos a casar por el civil. La indisolubilidad del matrimonio es de derecho divino. Lo dijo Cristo y nadie, ni en Papa, puede cambiar el dogma. Francisco ha dicho que defenderá el principio de la indisolubilidad, pero sus adversarios conservadores, algunos de muy muy alto nivel, sostienen que se busca una vía de escape para establecer que tras un camino penitencial, los castigados con la prohibición de acceder a una parte de los sacramentos , puedan volver a confesarse y a comulgar, con una participación plena en la vida de la Iglesia.
La cuestión se hace muy ríspida por la posición de la Iglesia alemana. El cardenal de Munich, Reinhard Marx, que es presidente de la Conferencia Episcopal y miembros del Consejo de los nueve cardenales que ayuda al pontífice en el gobierno de la Iglesia universal, anuncia la línea dura en favor del cambio.
El Marx de la Iglesia está a favor de la posición del cardenal teólogo Walter Kasper,vecino al Papa, que es quién ha desarrollado más la tesis del camino penitencial. "No somos una filial de Roma que debe obedecer al Sinodo", afirma lapidario Reinhard Marx. Cada conferencia episcopal es responsable por la pastoral dentro de su esfera cultural y tiene el debe peculiar de anunciar el Evangelio".
Marx reveló que la gran mayoría de los obispos alemanes están a favor de las tesis progresistas de Kasper y el propio Papa, enardeciendo la bronca conservadora. El cardenal germano Paul Josef Cordenes protesta. También el guardian de la ortodoxia, "ministro" del Papa, cardenal Gerhard Mueller, está contra ningún cambio en el tema de los divorciados.
El cardenal Marx explicó que en Alemania los fieles esperan resultados "concretos e importantes" del Sínodo. En Alemania, una encuesta señaló que solo el 16,2% de los católicos cree en el Dios de la concepción dogmática.
La pelea ha llegado a tales niveles que un grupo de conservadores dijo que "por un puñado de hostias a los divorciados, la iglesia alemana va hacia el cisma". Si esto ocurriera sería gravísimo y el Papa argentino deberá emplear ahora muchos esfuerzos para impedir que el Sínodo de la Familia de octubre próximo mortifique todo su esfuerzo personal en favor de la revolución evangélica que está llevando adelante.
Clarín