Luego de 15 años de lucha por la tierra propia, un grupo de familias de pequeños productores de Colonia Cabral de Saladas cumplió el sueño de la regularización dominial y lo festejó en un encuentro con representantes del Instituto de Cultura Popular (Incupo), una de las organizaciones que ayudó a cumplir este objetivo.
El grupo de pequeños productores está constituido por seis familias que lograron los títulos de propiedad para un total de 60 hectáreas, un promedio de 10 para cada una, tierra en la cual podrán continuar con la producción agrícola y ganadera.
El festejo, que se realizó el sábado en Colonia Cabral, a unos 100 kilómetros de la Capital provincial, fue para renovar la apuesta al crecimiento de la agricultura familiar porque ahora los productores tienen la seguridad jurídica que implica la propiedad de la tierra.
Además de ser pequeños ganaderos, cultivan maíz, sandía, zapallo, mandioca, tienen grandes huertas y algunos también se dedican a la cría de cerdo y oveja, es decir, una actividad que les permite progresar dignamente.
Durante el encuentro, los campesinos, Gustavo Herrera, Catalino Almirón y Ciprian Villanueva destacaron el trabajo del grupo Sembrando Semillas, conformado por las seis familias que forman parte de la Organización Departamental de Pequeños Productores de Saladas.
“Este es un gran paso, pero cuando uno se queda en el campo necesita buena educación, caminos, luz eléctrica, un centro de salud que se pueda tener a mano y eso es lo que todavía nos falta lograr en esta zona”, manifestó Herrera.
“Agradecemos mucho a las instituciones que trabajaron y no me achico cuando digo gracias porque ahora tenemos el terreno necesario para trabajar; antes teníamos que pedir prestado el terreno para producir”, agregó Villanueva.
Del encuentro con las familias, participaron integrantes de Incupo, Ernesto Staringer, Fredy Fleitas y Ana Maldonado, además de los invitados de la secretaría Agricultura Familiar de la Nación y Laura Maldonado.
“Estas tierras se compraron en 1999 en un acuerdo entre Incupo y la fundación Río Paraná en un precio razonable y que las familias terminaron de pagar en 2012”, explicó Maldonado en declaraciones a la prensa.
“Se inició el trámite de titularización de los lotes de 10 hectáreas cada uno y la escritura surgió por un convenio con el Gobierno de Corrientes, de acuerdo a lo que establece la Ley de Regularización Dominial”, expresó la integrante de Incupo.
“Permanecer en el campo es un gran desafío para estas familias porque, ahora que tienen la tierra, deben seguir luchando para mejorar los caminos, la electricidad, centro de salud y mejores oportunidades para producir y comercializar”, dijo Maldonado.
Luego del encuentro, los productores y los integrantes de Incupo festejaron con un asado este sueño de la tierra propia logrado después de 15 años.
El festejo, que se realizó el sábado en Colonia Cabral, a unos 100 kilómetros de la Capital provincial, fue para renovar la apuesta al crecimiento de la agricultura familiar porque ahora los productores tienen la seguridad jurídica que implica la propiedad de la tierra.
Además de ser pequeños ganaderos, cultivan maíz, sandía, zapallo, mandioca, tienen grandes huertas y algunos también se dedican a la cría de cerdo y oveja, es decir, una actividad que les permite progresar dignamente.
Durante el encuentro, los campesinos, Gustavo Herrera, Catalino Almirón y Ciprian Villanueva destacaron el trabajo del grupo Sembrando Semillas, conformado por las seis familias que forman parte de la Organización Departamental de Pequeños Productores de Saladas.
“Este es un gran paso, pero cuando uno se queda en el campo necesita buena educación, caminos, luz eléctrica, un centro de salud que se pueda tener a mano y eso es lo que todavía nos falta lograr en esta zona”, manifestó Herrera.
“Agradecemos mucho a las instituciones que trabajaron y no me achico cuando digo gracias porque ahora tenemos el terreno necesario para trabajar; antes teníamos que pedir prestado el terreno para producir”, agregó Villanueva.
Del encuentro con las familias, participaron integrantes de Incupo, Ernesto Staringer, Fredy Fleitas y Ana Maldonado, además de los invitados de la secretaría Agricultura Familiar de la Nación y Laura Maldonado.
“Estas tierras se compraron en 1999 en un acuerdo entre Incupo y la fundación Río Paraná en un precio razonable y que las familias terminaron de pagar en 2012”, explicó Maldonado en declaraciones a la prensa.
“Se inició el trámite de titularización de los lotes de 10 hectáreas cada uno y la escritura surgió por un convenio con el Gobierno de Corrientes, de acuerdo a lo que establece la Ley de Regularización Dominial”, expresó la integrante de Incupo.
“Permanecer en el campo es un gran desafío para estas familias porque, ahora que tienen la tierra, deben seguir luchando para mejorar los caminos, la electricidad, centro de salud y mejores oportunidades para producir y comercializar”, dijo Maldonado.
Luego del encuentro, los productores y los integrantes de Incupo festejaron con un asado este sueño de la tierra propia logrado después de 15 años.