La odisea que viven las maestras de la Escuela N° 420 para llegar y dar clases

El pésimo estado en que se encuentra el camino hacia Colonia Cabral no detiene las ganas de trabajar en la enseñanza de las maestras de la Escuela N° 420. Ayer un grupo de docentes que caminaba por el colapsado camino por las constantes lluvias se filmaron y fotografiaron en la aventura que vivieron para llegar hasta su lugar de trabajo.
Grandes charcos de agua, mucho barro y sin un lugar seco para pisar y caminar de manera tranquila es la odisea que, con estos días de lluvia viven las docentes de la Escuela N° 420 “Campo de la Gloria” ubicada en la zona rural de Colonia Cabral.

La escuela distante a unos casi 10 kilómetros del casco céntrico de Saladas, y ubicada en el solar natal del Sargento Cabral tiene como acceso un camino arenoso en verano y, por estos días de mucha lluvia en donde las lagunas de la zona ya están casi colapsadas, caminar diariamente para llegar y trabajar educando es una verdadera aventura.

A principio de esta semana el municipio decidió trabajar en el arreglo de la calle, pero las lluvias hicieron que el trabajo se frustre y el camino quedó más barroso de lo que estaba.

Ayer un grupo de maestras se fotografió y filmó, dejando en evidencia el sacrificio que día a día realizan para poder llegar y educar a una importante matricula de niños y jóvenes.

Cansadas de luchar con el fastidio de pisar agua, embarradas, mojadas por la lluvia que caía, pero sin dejar de lado el humor que las incitaba a seguir y llegar a la escuela desde la cual enseñan a través de su esfuerzo el valor del trabajo, y movilizarse, sin importar a veces las circunstancias, con tal de dar un poco de si a otros que cada día esperan su llegada.

El ripio mejoraría el camino


A fines del año pasado se anunció el inicio de la primera etapa para la colocación de ripio, el mismo comprendería seis kilómetros desde el barrio Itatí hasta la escuela Nº 420 “Campo de la Gloria”, financiados por la Provincia. El siguiente paso iba a ser coordinado con la Secretaría de Agricultura y Ganadería, a cargo de Juan Manuel García Olano, tal cual establecía el último convenio entre el Ministerio de Producción, que financiaría el ripio a través del Fondo de Desarrollo Rural (FDR), y la municipalidad, que dispondría la mano de obra para colocar la piedra. Pero hasta el momento poco y mejor dicha nada sucedió.