Escoltada por el kirchnerismo en pleno, la Presidenta afirmó en Parque Norte que las retenciones aplicadas al campo "tienen un efecto distributivo" y que el paro "tiene mucho de conflicto político". En las provincias no le creyeron. Las entidades del agro los están pensando.
Usó un tono conciliador. Si el campo aguardaba una señal oficial en el tono de voz de la presidenta Cristina de Kirchner, éste llegó. En Parque Norte, y escoltada por la plana mayor del kirchnerimo, la jefa de Estado abrió una puerta de diálogo con el sector agropecuario, condicionándolo exclusivamente, eso sí, al levantamiento del paro que hoy cumple 15 días.
El campo escuchó en silencio. Quietos en cada corte de ruta, quienes llevan adelante la medida de fuerza recibieron el pedido de la Presidenta: “Humildemente, les pido que levanten el paro".
Pero las primeras reacciones de los agropecuarios no fueron las esperadas: “Le echó más leña al fuego. Empezó haciendo historia, después habló del peronismo y al final terminaron aplaudiendo a Néstor Kirchner como si fuera el salvador del país. El país lo salvamos los argentinos. Él, en 2001, no quiso hacerse cargo del gobierno”, se enojó un trabajador agropecuario que corta la ruta en la zona de Las Flores.
En Gualeguaychú, en tanto, el presidente de la Federación Agraria de Entre Ríos y líder de la Asamblea de Gualeguaychú, Alfredo De Ángelis, gritó indignado que “el paro no se termina” y que el discurso de la Presidenta “es un discurso lleno de odio”.
A los presidentes de las cuatro entidades del agro que desde el mediodía estaban reunidos en la sede porteña de Coninagro, el discurso de Cristina “cayó bien”.
“Tuvo un discurso conciliador muy distinto al del martes”, sostuvo el vicepresidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati.
Los titulares de Coninagro, CRA, Federación Agraria y la Sociedad Rural estaban evaluando una impasse de 48 horas para dialogar con el Gobierno y antes del acto en Parque Norte emitieron un comunicado en el que se mostraban proclives al diálogo. Para Buolcati “el discurso de Cristina abre el diálogo”.
Ante unos dos mil militantes k y casi la misma cantidad de banderas, la Presidenta explicó que la suba de las retenciones al campo —el motivo por el cual comenzó la medida de fuerza— “no son un invento, tienen un fuerte impacto distributivo porque las hacen los sectores más altos”.
En todo momento, la jefa de Estado buscó dejar en claro que la posición del Gobierno “no es contra los pequeños productores” y agregó “la distribución del ingreso tiene que ver con un modelo de país”.
“Es difícil dialogar con un revólver en la cabeza, sobre todo en democracia. No podemos dialogar sin que levanten la medida de fuerza”, afirmó Cristina antes de pedirle al campo que levante el paro “para poder dialogar”.
Cristina, en Parque Norte, buscó adjudicarle a la oposición y a la prensa el cacerolazo y el malestar social instalados desde el martes último, luego de su discurso en el Salón Sur de la Casa Rosada.
“La marcha no fue espontánea, desde la mañana circulaban cadenas de mail. Nos enteramos después. Sin embargo, la reacción fue `por el discurso duro de la presidenta`”, ironizó la Presidenta.
Tras considerar que por su condición de mujer “todo cuesta más”, la jefa de Estado se preguntó “¿Qué fue lo que disparó esto que se presenta como un conflicto con un sector económico?” y analizó, a modo de respuesta, que “por algunas características que vi acá, en la Capital Federal, parece más un conflicto político de aquellos que han perdido las elecciones”.