Los vecinos de Saladas se despertaron el lunes 24 con una imagen insólita: las veredas recientemente construidas en el predio de la ex estación de ferrocarril estaban siendo destruidas a golpes de pico. Lo que debía ser una obra de revalorización del espacio público se convirtió en una demostración de la falta de previsión y la improvisación de la gestión municipal.
El municipio había anunciado con orgullo la construcción de un paseo en la vieja estación, realizado con mano de obra local y financiado con los recursos de todos los saladeños. Sin embargo, parece que el dinero sobra, porque no se escatimó en materiales ni en mano de obra para una obra que ahora es demolida y vuelta a hacer. Una vez más, la famosa frase “prueba y error” se impone como método de trabajo.
Según fuentes oficiales, la obra contempla la construcción de tres paredones que luego serán intervenidos por un artista plástico, además de un espacio recreativo para actividades al aire libre. ¿Pero qué pasó con las veredas? Desde el municipio admitieron el error: "Eran muy finas y cuando se pensó, no se proyectó la obra final. Nos equivocamos", reconoció un funcionario.
El caso deja en evidencia la falta de planificación en una gestión que sigue acumulando gastos innecesarios y fallas en la ejecución de sus propias promesas. Mientras tanto, los vecinos ven cómo sus recursos se desperdician y, en lugar de embellecer la ciudad, terminan siendo un reflejo de la desidia y la mala administración.